Los sofistas, maestros de la habilidad política en la antigua Élade, enseñaban a ver las dos caras de cada cuestión o problema y a defender la más conveniente en cada momento. Aunque Zapatero y Rajoy no sean Gorgias ni Protágoras, protagonizaron el miércoles en el pleno del Congreso un ejercicio de sofismo; el presidente invocó el descenso de 64.309 parados en abril y el jefe de la oposición los casi cinco millones de desempleados de la encuesta de población activa del primer trimestre del año.

Para Zapatero, “los 65.000 parados menos en abril pueden marcar una tendencia positiva de a donde se dirigen las políticas que estamos haciendo”. Para Rajoy, los cinco millones de desempleados –un 45,39% de menores de 25 años en paro– son la medida de la eficacia de las decisiones socioeconómicas del Gobierno, o sea “ninguna”. A ello añadió la subida de los precios un 3,8% y la caída del consumo un 8,7% en el primer trimestre. Y también el recordatorio de que “usted llegó al Gobierno con el 10% de paro y lo deja con el 21,3%; ese es el balance del daño que ha hecho a los españoles. Y la situación no mejorará hasta que usted no se vaya”, pronosticó.

Zapatero volvió a invocar el dato de abril, recordó que, en efecto, llegó al gobierno con el 10% de desempleo y lo bajó al 7,9%, reprochó a Rajoy la falta de propuestas, le afeó la tendencia a emplear la cara negativa de la realidad y la falta de alegría por el dato de abril –“es la temporalidad”, dijo después Soraya Sáenz de Santamaría– y remató el ejercicio de aprendiz de sofista diciendo que “sólo esperan que las cosas malas les hagan a ustedes buenos”.

Minutos antes se registró un ejercicio maquiavélico sobre la razón de Estado. “¿Mantiene su felicitación por el asesinato extrajudicial de Bin Laden?”, preguntó Llamazares a Zapatero. “La comunidad internacional ha valorado que la desaparición del terrorista Bin Laden favorece la seguridad y la lucha contra el terrorismo”, contestó el presidente. Luego añadió: “A todos los demócratas nos hubiera gustado que hubiera comparecido ante la justicia”. No obstante, Zapatero se mostró comprensivo con la decisión de Barack Obama, recordó a las víctimas de los atentados en las torres gemelas, dijo que el muerto era “uno de los criminales más sangrientos de la historia” y afirmó que “es muy probable que su destino se lo buscara él mismo”.

“No le reconozco: el fin no justifica los medios”, clamó el diputado de IU, quien lamentó la “disminución de la altura moral” del Estado democrático cuando utiliza el “terrorismo de Estado”, recordó que “las víctimas no sólo son del imperio, sino también las españolas del 11-M”, y le preguntó si va a retirar las tropas españolas de Afganistán, a lo que Zapatero respondió que “hay un plan de transferencia de la seguridad al ejército afgano y de retirada, y espero que eso sea cuanto antes”.