Los secretos de Ciudad del Cabo

30/08/2016

Carmela Díaz.

Ciudad del Cabo supone toda una sorpresa para el visitante. En el extremo sur de África se encuentra una ciudad cosmopolita, vanguardista, repleta de atractivos en cada rincón, que ofrece una gastronomía de alto nivel, unos vinos excepcionales y la posibilidad de conocer unos alrededores inolvidables. La ciudad te atrapa en cuanto la pisas y a pesar de la distancia que nos separa, todo un continente, consigue que desees volver.

Sudáfrica

La ciudad. Ubicada entre las impresionantes Table Mountain y Signal Hill, la subida a la cima de ambas montañas resulta imprescindible para obtener unas panorámicas fabulosas de Ciudad del Cabo. La animación, los locales de copas y las compras se encuentran en el área de Long Street: aquí puedes acudir al famoso restaurante de especialidades africanas Mama África (si te apetece probar carne de impala, de Kudú, de cocodrilo y de cebra) o el mercadillo de artesanía de Green Market. Los jardines botánicos son un refugio de tranquilidad a los pies de la montaña Devil’s. Frondosos bosques, lagos, riachuelos y una flora y fauna que maravillan a los urbanitas que no podemos disfrutar de semejante despliegue de naturaleza en nuestro día a día. Los más sibaritas no deben dejar de conocer Camp Bay. Además de unas playas preciosas y elegantes restaurantes con vistas al mar, en esta zona se pueden admirar algunas de las villas y mansiones más lujosas de África. Victoria&Alfred Waterfront es como una mini ciudad rodeada por el mar. Tiene un mall con cientos de tiendas interesantes, un mercado gastronómico gourmet y un amplio pabellón con puestos de artesanía, pero también hay embarcaciones para viajar a la famosa isla de Robben Island donde estuvo preso Nelson Mandela o para navegar por la bahía durante la puesta de sol. Los restaurantes ofrecen una gastronomía de calidad (especialmente pescado, marisco y vinos sudafricanos) a precios más que razonables. Y a lo largo de sus paseos y callejuelas siempre está sonando música africana interpretada en directo por grupos locales. En el Waterfront están los dos hoteles más lujosos de la ciudad: el One&Only y el Table By.

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Los viñedos. La comarca vinícola del Cabo es una de las más famosas del mundo. A través de increíbles montañas, viñedos y granjas en Cape Dutch se pueden visitar numerosas fincas, bodegas y coquetos pueblos destinados a la producción de vino. Ranschhoek destaca por algunos de los mejores restaurantes de la zona. También se puede probar el MCC que es la versión sudafricana del champán. No hay que dejar de acudir a Delaire Graff, conocida como la joya de los viñedos del Cabo, y aprovechar la parada para comer en el restaurante La Petite Ferme.

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Península del Cabo. El trayecto desde la ciudad hasta el Cabo de Buena Esperanza es majestuoso y regala unas panorámicas inolvidables. Los paisajes y las montañas del litoral atlántico nada más dejar atrás la ciudad, así como los picos de los Doce Apóstoles, ya merecen la pena. Además, a escasos veinte minutos de Ciudad del Cabo se puede realizar un pequeño crucero para observar las miles de focas que habitan Seal Island. La serpenteante carretera que conduce hacia Chapman Bay y su sucesión de panorámicas naturales (normalmente cubiertas por una niebla densa) son bestiales. Desde aquí ya puedes adentrarte en la reserva natural del Cabo de Buena Esperanza, la “puntita” sur de África, el lugar que además de ofrecer una sobrecogedora belleza, fusiona el océano Índico con el Atlántico. Este simbólico punto geográfico abarca paisajes de abruptos acantilados, exuberantes fynbos y enormes espacios abiertos mientras los avestruces y los babuinos campean a sus anchas. Por último, no hay que dejar de visitar el pueblo costero de Simon’s Town desde el que se parte hacia la playa de Boulders, uno de los pocos lugares del mundo donde se puede pasear entre los pingüinos (respetando la valla de seguridad).

El tiburón blanco y las ballenas. Tras un trayecto de dos horas y media desde Ciudad del Cabo se llega a Kleinbaa, el lugar desde donde parten los barcos hacia la isla Dyer y Geyser Rock. Aquí existe una enorme colonia de lobos marinos, el alimento esencial en la dieta del tiburón blanco. Mientras los monitores atraen a los tiburones con cebos para que se acerquen a las embarcaciones, los más atrevidos se pondrán un traje neopreno antes de que la tripulación descienda su jaula de hierro hacia las profundidades del mar para aproximarse a estos asombrosos animales. Los que prefieran dejar de lado las emociones extremas pueden observar a los tiburones blancos desde la cubierta del barco. También es recomendable desplazarse desde Ciudad del Cabo hasta la cercana población costera de Hermanus para realizar avistamientos de ballenas.

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