Una comida entre el primer vicesecretario del PSC, Miquel Iceta, el líder de ERC Joan Puigcercós y el primer dirigente de IC, Joan Herrera horas antes del inicio de la campaña electoral para –teóricamente- coordinar estrategias y tratar de frenar el avance imparable de CiU en las municipales ha servido para que “La Vanguardia” (que desveló este encuentro) abriera el periódico con el intencionado título “El tripartito resucita y se coordina para frenara CiU”.
Estos tres partidos, que durante los últimos siete años habían gobernado en la Generalitat y en buena parte de los 33 años que los socialistas mandaban en el Ayuntamiento de Barcelona no han dudado, tras el castigo que sufrieron en las recientes elecciones autonómicas en renegar de su obra de gobierno y propiciando el enfrentamiento de los antiguos socios.
Sin embargo de perdidos al rio y aunque posiblemente estas elecciones representen para PSC y ERC el fin de una etapa antes de plantearse profundos cambios tanto de personas como de mensajes. Ello no implica que traten de mantener el máximo poder posible, por ello los mensajes contra los recortes del estado de bienestar serán el tema hegemónico de sus respectivas campañas. Aventurar ahora posibles “pactos de progreso” parece aventurado, máxime cuando la política municipal tienen un peso muy importante la vida local, que se escapa de las directrices de las cúpulas del partido, empezando por la personalidad de los candidatos.
En cualquier caso esto no vale por las grandes ciudades donde CiU tendrá un problema a la hora de escoger compañero de gobierno, dado que el objetivo del partido es tener la llave de la política española tras las elecciones generales. El partido más proclive a pactar con los convergentes –en estos momentos- es ERC, aunque en las grandes ciudades los números posiblemente no cuadrarían. La opción del sector “negocios” de CiU vería con buenos ojos un pacto con los populares a la espera de lograr rentas tan suculentas como las que obtuvieron en el Pacto del Majéstic, cuando posibilitaron el acceso de Aznar a la presidencia del Gobierno. En cambio esta opción es muy mal vista por el sector nacionalista, que recuerdan el “anticatalanismo” del partido que llevó el Estatut al Constitucional (entre otras muchas actuaciones contra la personalidad catalana). En cambio una apuesta por formar el gobierno municipal de Barcelona con el PSC les daría una estabilidad parlamentaria y les abriría las puertas a negociar con Madrid el cobro los 1450 millones del fondo de competitividad. Sería una forma de que el PSC salvara la cara ante unos resultados adversos, aunque fuera el “supletorio”. Consciente de ello Artur Mas no duda en denunciar que los actuales problemas de las finanzas catalanas son fruto de la herencia recibida y no pierde ocasión de tratar de enfrentar al PSC con el PSOE. El martes, en el Parlament, invitó a los 25 diputados socialistas en el congreso a que rompieran la disciplina de voto y votaran la próxima semana en la Cámara baja el pago del citado fondo de competitividad: “Al menos por una vez voten a favor de Catalunya y no al lado del PSOE”, les dijo.
Financiación municipal
Mientras tanto hay un tema grave que se silencia en la campaña, que es los graves problemas de financiación que tienen los ayuntamientos. En la época de las vacas gordas la construcción y las recalificaciones permitían soportar hasta con comodidad el mal sistema de la financiación local. Ahora los que ganen en las urnas el próximo día 22 se encontrarán con las arcas vacías y muchos de ellos con deudas difícilmente asumibles, además de tener que prestar unos servicios sociales que les sobrepasan por el elevado número de parados. Claro que en campaña no es el momento de pedir el voto anunciando recortes o subidas de impuestos…
Sin embargo ha pasado desapercibida la reunión que la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, con los representantes del mundo local y a la que asistieron numerosos alcaldes, empezando por el de Barcelona, así como los presidentes de las dos asociaciones catalanas de municipios. La vicepresidenta aseguró que “los alcaldes saben que la labor en la que se enfrenta el Govern para salir de la crisis no es fácil y de esta crisis hemos de salir juntos; el Govern y los ayuntamientos”. Añadió que para n poner en peligor el estdo del bienestar “hemos de repensar muchas actuaciones, trabajar en un modelo en el que las competencias municipales estén bien reguladas, es una asignatura pendiente” y a continuación señaló que es “una prioridad del Gobierno afrontar los problemas de la financiación de los entes locales, que ya sabemos que no es coyuntural si no una asignatura pendiente”.
Jordi Hereu respaldó esta propuesta recordando que “el municipalismo es una fuerza que surge de la base y con la Generalitat habrá que sumar esfuerzos para afrontar los grandes retos; salir de la crisis, evitar la fractura social y hacer avanzar al país”. Por su parte el alcalde de Martorell y presidente de la Asociación Catalana de Municipios, Salvador Esteve, señaló que “en el momento en que la ciudadanía expresa con mayor fuerza sus demandas a los ayuntamientos, es el momento en que las finanzas están más maltrechas”.
Pero hablar de la situación con la que habrán de torear los futuros alcaldes sería lo realista, pero es evidente que prometer recortes no lleva votos y por ello la situación de las finanzas municipales, que es el tema básico, difícilmente protagonizará esta campaña
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