Les contarán que fue el mal dato de paro, pero es solo una verdad a medias. Wall Street terminó con severas pérdidas que pudieron ser aún más abultadas, pero la clave estuvo en el comportamiento de la energía, que puso la puntilla a una sesión que no había comenzado demasiado bien.

El dato de peticiones de subsidio de desempleo no fue bueno y eso hizo a los índices americanos temblar en la apertura. Tiene gracia que la Reserva Federal lleve unas semanas hablando de un mercado de trabajo que va recuperándose y cada semana los datos se encargan de decir lo contrario. O hay gato encerrado o en la Fed no se enteran de nada, lo que no creo que ocurra.

El panorama bajista estaba servido y más después de comprobar las escasas fuerzas de la mayor parte de los índices europeos. Para colmo, la renuncia implícita del BCE a subir los tipos de interés en junio llevó a una revalorización del dólar como hacía meses que no se producía en un solo día, con lo mal que le suele sentar a la Bolsa en los últimos tiempos un dólar que apunte fortaleza. Normal que todo fuera a la baja.

Pero hubo un momento en el que el mercado remontó, que el Nasdaq tiró como un loco hacia arriba y el S&P 500 se creyó que podía. Llegó a las puertas de ponerse en verde, pero no hubo forma. Aparecieron las órdenes de venta y sepultaron al índice de índices. El Dow Jones no se sumó al festín y sin él en estos momentos no hay nada que hacer.

¿Dónde está el problema? El de hoy se llama petróleo. Se ha dado una combinación explosiva para las petroleras americanas. Si el dolar se fortalece, el dólar tiende a bajar para equlibrar precios en el resto de monedas. Eso creían algunos hoy al comienzo de la jornada, pero resultó algo más.

Números son números y no engañan. El petróleo bajó un 8,61% y el dólar se fortaleció apenas un 2,5%, así que el saldo es muy negativo para las petroleras. No es de extrañar que el peor sector del S&P 500 haya sido el petrolero. Desde luego, si yo hubiera comprado acciones de una compañía del sector en la idea de que el petróleo iba a seguir subiendo y el dólar bajando, el cambio de escenario me hubiera llevado hoy mismo a vender todo, que es lo que parece que han hecho los más avispados.

Y luego, no olviden que lo del techo de deuda no está resuelto. Tengo la sensación de que la recuperación de media tarde coincidió con la «noticia» (la entrecomillo porque creo que no es una noticia sino una filtración interesada) de que Obama se está reuniendo con senadores y congresistas republicanos en busca de un acuerdo sobre el techo de deuda. El mercao quiso ver en ello un indicio de que habrá acuerdo, pero yo lo veo como un «mira que están mal las cosas».

En fin, que el arranque que parecía prometer se ha desinflado de una forma realmente rápida, seguramente porque ayer yo aposté que esto no llegaría mucho más abajo. No hay nada que les guste más al mercado que llevarme la contraria, pero yo insisto. No hay motivos, o al menos yo nos los veo, para este nivel de pánico. Y si no los hay, ya saben cuál es mi opinión: nos están haciendo la del pulpo.