Mucho ruido normativo y pocas nueces para el ahorrador

06/05/2011

diarioabierto.es.

Las obligaciones legales de información respecto a los riesgos asumidos por los fondos de inversión son cada vez más exigentes. Desde el pasado 31 de marzo, la CNMV obliga a las sociedades gestoras a remitir a cada uno de sus consejeros un informe trimestral con información exhaustiva sobre los riesgos de mercado, contraparte y liquidez de los fondos y SICAVS gestionados.

Estas nuevas exigencias de la CNMV transponen normativa comunitaria que poco a poco está llegando a todos los estados de la Unión Europea. Por tanto no estamos haciendo nada original: tan sólo estamos extendiendo a la industria española las mejores prácticas de la industria internacional del ahorro colectivo.

No obstante tengo que reconocer, como experto en la materia, que el nivel técnico de las nuevas exigencias es elevado. Los cálculos de muchas de las medidas son sofisticados; la información necesaria no siempre es de fácil acceso; los programas informáticos con la funcionalidad adecuada son caros; las personas que se dedican a esto requieren formación específica… Las gestoras que no dispongan de la estructura organizativa suficiente para abordar los nuevos retos tendrán que “ponerse las pilas” de forma inmediata.

Pero me gustaría que este esfuerzo normativo de excelencia e información se trasladase también al inversor. Ya que las gestoras se están gastando dinero, “que se note”. Estoy convencido de que la CNMV actúa en defensa de los intereses de los ahorradores pero creo que sus mensajes deben ser más contundentes. Sobre todo cuando admitimos que la cultura financiera del ahorrador medio de este país (y de casi todos) es baja y el tiempo que dispone para informarse adecuadamente es escaso.

En primer lugar echo de menos más “claridad”. Muchas veces se informa utilizando anglicismos. A parecer queda muy bien hablar de VaR en vez de “pérdida esperada”; de “What if?” en lugar de “¿Qué pasa si?” o de “Worst case scenario” en lugar de “situación catastrófica”. Un buen profesional siempre es capaz de traducir a castellano –claro y despacio- cualquier aspecto técnico por complejo que sea. Las finanzas no son especialmente complejas cuando se explican con sosiego.

En segundo lugar, echo de menos más “transparencia” respecto a algunos riesgos asumidos. Por ejemplo, a las gestoras les cuesta mucho trabajo informar sobre el riesgo de concentración en determinados sectores económicos (como el financiero) o en determinados emisores; les cuesta informar sobre la concentración en determinados países o áreas geográficas (riesgo país); les cuesta informar sobre la liquidez –en algunos casos escasa- de las inversiones; y tienen muchas dificultades en explicar el riesgo de crédito y contraparte. Y no digamos si los riesgos asumidos son algo más complicados como en el caso de los derivados complejos, las estructuras financieras, los “hedge fund”, el capital riesgo, etcétera. En estos casos la información suele ser muy pobre: como si los gestores pensaran “bueno, casi mejor que no se enteren”.

En tercer lugar me gustaría disponer de más “transparencia” respecto a los costes. A las gestoras les cuesta mucho trabajo revelar el porcentaje de gastos totales que paga el partícipe del fondo. Las comisiones clásicas de gestión y depositario a veces no son más que la punta del iceberg. Por lo general pagamos mucho por el servicio que recibimos, pero no nos enteramos.

En cuarto lugar, echo de menos que me cuenten como pasa mi fondo las pruebas de simulaciones de casos extremos: los famosos “stress test”. Necesito saber que le puede pasar a mi dinero en situaciones de crisis: puede que no me compense el riesgo asumido.

En quinto lugar me gustaría que la gestora me aportase comparaciones de mi fondo con otros de similares características y con otras inversiones alternativas. La transparencia supone un ejercicio de humildad: “no soy el mejor, pero voy a intentar mejorar”.

Probablemente, echo de menos más asuntos pero los anteriores son, para mi, los más significativos y no necesariamente en el orden enumerado. A los inversores quizá nos falta cultura financiera pero nos sobra sentido común. Exijamos a los profesionales un esfuerzo de creatividad para trasladar la sofisticación técnica a la que obliga el supervisor a la transparencia y claridad que demanda el ahorrador.

¿Te ha parecido interesante?

(Sin votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.