El mito de los fumadores “sanos”

11/05/2011

José María Fernández-Rúa.

Hace ya tiempo, en una conversación con dos afamados investigadores, salió a colación un estudio sobre el papel de los radicales libres y su efecto “protector” en algunas personas que eran habituales consumidoras de tabaco. Había evidencias científicas, escasas, pero evidencias al fin y al cabo, de que actuaban como un escudo frente a la malignidad de los mil y pico componentes que tienen actualmente los cigarrillos (alquitrán, chocolate, etc) y que se esparcen por nuestro organismo cuando encendemos uno y aspiramos para tragarnos el humo. Es cierto que hay personas que han fumado toda su vida, que son octogenarios y que nunca desarrollaron una enfermedad cardiovascular o un carcinoma. Pero también es verdad, que la mayoría de los mortales fumadores acaba desarrollando un evento de ese tipo si no abandona el hábito a tiempo.

La ley antitabaco que aprobó finalmente la entonces ministra de Sanidad Trinidad Jiménez, ahora feliz como jefa de la diplomacia española, y que había impulsado pero no se había atrevido a llevarla al Parlamento su antecesora Elena Salgado, más feliz ahora en la vicepresidencia económica del Ejecutivo, tiene su lado positivo y hay que reconocerlo. Soy contrario, por principio, a las prohibiciones porque sí, porque entrañan gran peligro, pero creo que hay que reconocer que una gran parte de los fumadores consumen menos cigarrillos desde que está en vigor la ley. Y para muestra, como dice el refrán, un botón. En el último congreso que celebró la Sociedad Española de Neumología y cirugía Torácica, NEUMOMADRID, su presidente, el doctor Jose Miguel Rodriguez González-Moro, reconoció que tras la implantación de la Ley ha disminuido ocho veces la contaminación ambiental de los lugares cerrados de hostelería y que el número de ingresos hospitalarios por infarto de miocardio y por enfermedades respiratorias se ha reducido un 10 por ciento. Todo esto, según este especialista que trabaja en el hospital Gregorio Marañón, de Madrid, tiene como consecuencia una disminución de la mortalidad atribuible al tabaquismo, cifrándose en cinco mil las muertes que se evitarán a finales de este año. Los neumólogos también subrayan el incremento de fumadores que quieren dejar esta droga que, al igual que el alcohol, mata previo pago del consumidor. Se estima que ha aumentado un 15 por ciento el número de fumadores que acuden a las unidades de tabaquismo pidiendo información.

En el marco de esas sesiones científicas se hizo hincapié en que las enfermedades respiratorias constituyen unos de los grandes retos de la Medicina actual debido a su elevada prevalencia, cronicidad, mortalidad y coste socioeconómico. Y dentro de ellas, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) tiene un nefasto protagonismo, por su asociación con la cardiopatía isquémica, independientemente de la edad del paciente y de otras disfunciones como el sobrepeso y la tensión arterial alta.

Al hilo de lo que decía al inicio de esta columna, la noticia científica la protagoniza un equipo de científicos y clínicos del Instituto de Investigaciones Biomédicas Pi i Sunyer, en Barcelona, en un estudio publicado en  Pulmonary Pharmacology & Therapeutics. La conclusión es que los fumadores “sanos” sufren cambios en la expresión génica de sus pulmones, similares a los que se observan en fumadores que han desarrollado la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, con lo que se reconfirma el importante papel del tabaquismo en el origen de estas alteraciones.

Dirigidos por Ricardo Bastos, estos investigadores analizaron la expresión de un conjunto de genes en muestras de tejido pulmonar de pacientes con epoc, fumadores y no fumadores, intervenidos quirúrgicamente por cáncer o por trasplante de pulmón.

Luego compararon el perfil de expresión de estos genes entre pacientes con epoc moderada y severa, fumadores “sanos” con función pulmonar normal, y no fumadores. El resultado principal de este análisis es que el perfil de expresión de estos genes en los pacientes con epoc moderada y el de los fumadores “sanos” es muy parecido.

Los fumadores “sanos” experimentan cambios en la expresión génica similares a los que se observan en fumadores que han desarrollado la enfermedad. Dicho de una forma más clara: el tabaquismo tiene un papel primordial en estos cambios que, por otra parte, en estudios de laboratorios ya se había demostrado que los fumadores “sanos” tenían alteraciones estructurales y celulares en el pulmón muy parecidas a las de los fumadores con epoc leve o moderada.

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