Doña Pilar entra en el edificio de Telefónica, en la Gran Vía madrileña, pidiendo disculpas “perdónenme el retraso, pero tengo un conductor nuevo y no se aclara aún”. Luego, se le cae la baba hablando de sus nietos. Concretamente estaba pendiente del mayor, de Pablo, hijo de Simoneta y Fernández Sastrón, es el primero que va a trabajar y le acaba de comprar una chaqueta “pero tenemos que ir al sastre para que se la arregle porque para trabajar necesita ir bien vestido y entonces la abuela se ha dedicado a comprar la chaqueta. Tengo todo el espectro de edades de nietos, y a todos les encanta venir a casa porque se come muy bien”.

¿Cómo se presentan estas navidades?

Como siempre en familia, en Nochebuena la cena se hace en mi casa porque somos 26 y hace tres años le dije a mi hermano “mira Juanito, no cabemos porque somos tres cuartas partes del contingente”. Primero nos metemos todos en un cuartito a escuchar el discurso del rey y luego se comenta. Y al día siguiente lo comentamos con él en la comida de navidad en La Zarzuela, antes sí lo veíamos todos juntos con el rey. Luego, los pequeños abren sus regalos y cenamos y ya me han dicho “nada que tenga plumas” porque lo que quieren es marisco y al precio que están ya me contarás, así que habrá unas gambitas porque no da para tanto. Luego un poco de foie sobre judías verdes y muchos dulces nuestros, turrón, yemas y polvorones. Después de cenar se acercará mi hermano a la tertulia en mi casa porque eso le divierte.

¿Con la abdicación digamos que ha ganado un hermano?

Lo he recuperado que no es lo mismo, pero tampoco nos vemos mucho porque está viajando por ahí constantemente, es que no para y está encantado, ha recuperado amigos de juventud y una vida totalmente libre.

¿Cómo se encuentra con 80 años?

Vieja y gruñona. El año pasado estuve regular en un momento dado porque cogí una neumonía pero este año me encuentro bien.

¿Y usted no se hace botox, ni estiramientos faciales?

Dios me libre, bastante tengo con haberme operado de las caderas, de la vesícula biliar y de tener problemas de bronquios. No te digo yo que a los dieciocho años no me hubiese arreglado la nariz, pero no se llevaba y ahora estoy encantada de no haberlo hecho.

Habría perdido la nariz de los Borbones porque usted va por el Museo del Prado y la ve por las salas.

La veo por todas partes, pero cuando entras en el Louvre y ves aquel retrato de Luis XIV, dices “anda, mira a Margarita, es que es igual que mi hermana”.

¿Por cierto, qué tal está la infanta Margarita?

Está muy bien, ahora va casi para todo en silla de ruedas aunque en su casa ya anda, lo cual la tiene muy contenta y ella batalla sin descanso. Como es tan valiente no se ha quejado en la vida de nada, es una mujer muy fuera de serie, nunca en la vida se ha quejado.

¿Por qué dice que ha tenido una educación rara?

Porque hemos dado saltos de país en país toda la vida. Tan solo hemos estados dos o tres años en el mismo colegio y luego te quitaban porque mi padre decía que aprendíamos más en casa. Así que una vez llegué a un colegio y me quisieron poner en algebra y yo no sabía ni la regla de tres, claro que sigo sin saberla, en cambio en geografía o historia iba de cine, pero en matemáticas uso las cuentas de la vieja para las cuentas de casa, no es lo mío.

¿Usted ha sentido que vivía en una familia desestructurada donde España era un miembro más?

Nunca, mi madre ha conseguido hacer un hogar a todas las partes donde hemos ido. De pequeños teníamos un pisito en Roma encima de una tienda de vinos y ahí vivía un actor muy conocido y guapísimo que la ayudaba a bajar el carrito y a los niños porque no había ascensor. Luego en Portugal lo mismo, ella supo hacer un hogar siempre.

¿Infanta usted tiene whatsapp?

Creo que sí, bueno sí claro que tengo porque le acabo de enviar un mensaje a un nieto. Lo que no me gustan son los selfies porque no me gustan las fotos.

¿El año pasado nos sorprendió la visita del rey Juan Carlos en el Rastrillo. Irá este año?

La primera sorprendida fui yo porque además apareció con ropa suya  y fue un éxito arrollador pero no pudo pararse casi en ningún sitio porque la gente no le dejaba pero valió la pena. Todo se vendió inmediatamente. Ya me ha dicho que haber si este año lleva un poco más.

¿Le ha pedido a doña Letizia que done ropa?

Pues no pero se la pediré. Ella es muy elegante pero cualquiera entra en su talla porque es diminuta pero estilizada. Una amiga nuestra, la dueña de Bloomingdales siempre decía;”nunca se es demasiado delgado ni demasiado rico”. A mi hermano se le ocurrió porque siempre en Navidad saca ropa que ya no se pone o no le va porque ha engordado y los sobrinos escogen, el resto lo dona.

Destacado

Desde el sábado 19 hasta el 27 de noviembre los 72 puestos del Rastrillo de Nuevo Futuro estarán abiertos de 11 a 21horas en el Pabellón de Cristal de la Casa de Campo de Madrid con aparcamiento gratuito. Por primera vez tendrán que pagar alquiler y eso que es una ONG que suple las carencias del Estado en cuanto a acogimiento de menores a los que les proporciona una vida lo más parecida posible a una familia estructurada. 1200 voluntarios se dejarán la piel por recaudar lo máximo posible para seguir manteniendo 97 hogares con 1.275 niños, más unidades psiquiátricas, hogares para niños de presas y hogares de emancipación. De ahí que Fonsi Nieto organice una fiesta el día 22. Fran Rivera se ponga el delantal para servir cenas el 21. María Margarita Vargas venda ropa de niños, Patricia Rato salde muebles, igual que Carmen Franco.