Draghi será elegido este lunes presidente del BCE

13/05/2011

Maite Vázquez del Río. El futuro presidente del BCE, un ortodoxo contra la inflación, al gusto de Merkel y Sarkozy.

Las negociaciones han sido duras, y hasta mediados de la pasada semana (11 de mayo) la canciller Angela Merkel daba su sí definitivo al gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, para ocupar la presidencia que deja vacante Jean Claude Trichet en el Banco Central Europeo (BCE), cuyo mandato expira el próximo 31 de ocubre. Este lunes, los ministros de Economía de la eurozona elegirán a Draghi como el futuro responsable de la política económica de la zona euro.

No obstante, el nombramiento oficial de Draghi no tendrá lugar hasta la próxima cumbre de líderes europeos que se celebrará el 23 y 24 de junio, una vez consultado el Parlamento europeo, que tiene que dar el visto bueno definitivo a la propuesta presentada por los dirigentes políticos.

Mario Draghi no figuraba hasta el pasado mes de febrero en ninguna de las quinielas de candidatos para sustituir a Trichet, que daban como «ganador» al expresidente del Bundesbank, Axel Weber, dado el peso de Angela Merkel y la economía alemana en la eurozona. Era su canditado y nadie se atrevía a discutir su apuesta. Pero las dificultades en la negociación para decidir qué se iba a hacer con la deuda del BCE, y las discrepancias mostradas por Weber, le hicieron desaparecer de las listas.

A partir de ese momento, Darghi surgió como el candidato del consenso, ya que casi todos los estados miembro fueron dando su beneplácito al nombramiento del gobernador italiano a presidir el BCE. Su preparación y experiencia, además, jugaban a su favor. La última en dar el «sí» fue la propia Angela Merkel, quien optó por barajas más opciones y sopesar qué candidato era el más adecuado para sus intereses electorales, ya que un candidato italiano podría inicialmente restarle votos, sobre todo si procedía de un país altamente inflacionista y cuya economía difiere bastante de la evolución de la locomotora alemana.

Merkel antes de Weber había apoyado al portugués Vítor Constancio como vicepresidente del BCE a fin de garantizarse que el próximo presidente del BCE sería alemán, o como mal peor de algún país del norte de europa, dado que para Alemanía es fundamental contar con alguien decidido a combatir la inflación, el único riesgo que aparece en el horizonte del crecimiento de la economía germana.

Sin embargo, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, le tomó la delantera a Merkel después de caer Weber de la candidatura, al apostar abiertamente por Draghi a finales de abril, quien ha dado sobradas muestras de sus ideas antiinflacionistas. La canciller alemana no tuvo otra opción que ceder, dados los problemas de consenso que Alemania había provocado en las últimas decisiones, primero sobre si el BCE debería acudir al rescate de los países más débiles y, posteriormente, sobre los recursos que debería aportar cada Estado para consituir el Fondo de Rescate del BCE. Merkel se plegó a los deseos franceses con un lacónico reconocimiento de que Darghi se encontraba «muy cercano» a las ideas de estabilidad y solidez de la política económica de la eurzona.

En este juego «geográfico» de nombramientos, la elección de Darghi provocará que Lorenzo Bini Smaghi, actual miembro del comité ejecutivo del BCE, deba abandonar su puesto. Y para sustituirle, Sarkozy ya ha advertido que el sustituto debe ser francés.

Amplia experiencia

Darghi, de 63 años, además de ser gobernador del Banco de Italia desde 2006,  destaca por ser el presidente del Consejo de Estabilidad Financiera del G-20 desde que estalló la crisis, el órgano encargado de elaborar un nuevo marco regulatorio para el sistema financiero con el que prevenir futuras crisis.

En su amplio curriculum figura también haber sido  vicepresidente de Goldman Sachs, antes de ser nombrado gobernador del banco italiano, entidad en la que era el responsable para Europa y la que ayudó a Grecia a «camuflar» sus cifras de déficit y deuda, extremo éste que Darghi se encargó en aclarar que nunca estuvo enterado de dicha operación.

También ha demostrado sobradamente su indepencia de la política, ya que en la década de los 90 fue director General del Tesoro italiano, y presidente del comité de privatizaciones, puesto que ocupó mientras por el gobierno italiano pasaron diez formaciones diferentes. Fue en esa etapa donde se le atribuye uno de sus mayores logros para Italia: la entrada en el euro.

De ingeniero de Minas al BCE

Jean Claude Trichet cumplirá el próximo mes de octubre ocho años al frente del BCE. Sus primeros estudios se dirigieron hacia la ingeniería de minas, pero poco después dirigió su preparación hacia las ciencias Económicas donde destacó en Francia, donde llegó a ser Inspector General de Finanzas, consejero de Valéry Giscard d’Estaing, director de privatizaciones y economía de Edouard Balladur hasta ser designado director del Tesoro Público.

Su incursión en las entidades europeas llega en  1998, al ser nombrado miembro del consejo de gobierno del BCE. Cuatro años más tarde es elegido presidente del Comité Monetario Europeo, siendo presidente del  consejo de política monetaria del Banco de Francia, donde en 1993 se convertió en su director.

Sin embargo, y cuando se baraja su nombre para presidir el BCE, el 18 de junio de 2003 es absuelto por el tribunal correccional francés del llamado affaire du crédit Lyonnais (caso Crédit Lyonnais) tras haber sido acusado de falsificación contable durante el periodo 1990-1991. Superadas las acusaciones, el 1 de noviembre de 2003 se convierte en presidente del Banco Central Europeo (BCE), sustituyendo al primer presidente de la entidad desde el 1 de junio de 1998, Wim Duisenberg, lo que satisfizo las aspiraciones francesas de tener un candidato de esa nacionalidad.

Su decisión más polémica

Trichet pasará a la historia del BCE por su subida de los tipos de interés justo cuando la crisis económica estaba dando sus primeros avances, una decisión criticada por todos, dado que la inflación -como después se demostró bajaría a dígitos que hizo sonar las alarmas de la deflación- y la subida de tipos ahogó aún más el problema de los créditos y el precio del dinero, que entonces estaba dando sus primeros síntomas.

De esta forma, en junio de 2007 el tipo de interés de la eurozona se encontraba en el 4% y un mes mas tarde, cuando en Estados Unidos la crisis comenzaba a hincar sus dientes en las entidades financieras, Tritchet decidió subirlos al 4,25%, una decisión que mantuvo hasta octubre, cuando la crisis ya campaba a sus anchas de forma global. Los expertos consideraron que se había tomado la decisión demasiado tarde.

Y a medida que la crisis se iba agravando y arrastrando a todas las economías de la eurozona, Trichet fue anunciado nuevos recortes: 3,25% en noviembre de 2007, una bajada significativa un mes después al 2,50%. Y ya comenzado 2008 se sucedieron las bajadas: al 2% (enero), 1,5% (marzo), 12,5% (abril) hasta que en mayo de 2008 se situaron en el 1%, el nivel más bajo de la historia y dígito en el que se ha mantenido el tipo de interés hasta abril de 2011, en que resurgido de nuevo el problema de la inflación y con algunos países con economías creciendo a velocidad de crucero, pese a rescates y dificultades de otros, ha vuelto a subir al 1,25%. No se descarta que antes de su marcha vuelva a decidir una nueva subida.

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