El derecho a la nostalgia

02/11/2010

Daniel Serrano.

Cuando el futuro era 3º de Bup. Jugar al guá. La Nancy y el Lucas. Los peta zetas, el burman-flax, el palodú. Que la Fuerza te acompañe. Furilo. La barba blanca del Padre Abraham. Willy Fogg, Dartacán, el parchís y el Imperio Cobra, las Airgam-Girls, que enseñaban las bragas. Spirou, Pif, don Miki y los chicles Cheiw, fresa ácida, los mejores. La BH, la bici para ser un goonie o un bicivolador, birkiki, el tragabolas, Magia Borrás, el UnDosTres. Volar cometas en el descampado. Las chapas, la peonza, los cuernos de chocolate de la merienda, los bocadillos de chorizo de Pamplona envueltos en papel marrón clarito, con dos nudos, aguardando en la cajonera el recreo. Ancágua, Chita. La ley de la botella, quien la tira va a por ella. Cobarde, gallina, capitán de las sardinas. Rebota, rebota y en tu culo explota. Los Pecos en Aplauso. Cómo se hacen los niños, libro de educación sexual. La mansión de los Plaf y el desván de la fantasía. Sandokán, Julio Verne, elige tu propia aventura. Los ganchitos y el tang de los cumpleaños. El cromo de N’Kono. Don Nicanor, que toca el tambor. La biodramina para los viajes a Tarragona. El 600 y los tres hermanos debajo de la manta, en ruta con las primeras luces del alba, Despeñaperros abajo. Los atemorizantes repetidores, catorce años y bigote compartiendo aula con niños de once. Tras el corazón verde y la joya del Nilo, dos peliculones y qué guapa Kathleen Turner. Zebulon McKeihan, los walkie talkie, corto y cambio, cambio y corto. Me encanta que los planes salgan bien. Disco chino, filipino. El sulfato atómico o la gran aventura de Mortadelo y Filemón, y Tintín y Astérix y Lucky Luke, el Manual de los Jóvenes Castores, la Isla del Tesoro. 3, 2, 1, contacto. OTAN NO, bases fuera. Mamá, dame cinco duros que tengo que comprar un cartabón, un cuaderno y un compás. El esquíjama y las zapatillas de felpa a cuadros, viendo películas de Harold Lloyd los viernes por la noche en el UHF. De cenar, filetes rusos y patatas fritas. ET. Los hermanos Calatrava. La sidra El Gaitero de cada Nochevieja. Telesketch. Blandiblup. Bailando break en Nuevos Ministerios, donde hay rascacielos como en New York, New York, que salen (esos rascacielos madrileños) al principio de Tristeza de amor, con Alfredo Landa. Tristeza de amor, un juego cruel, jugando a ganar has vuelto a perder. Hoy, excepcionalmente, jugamos con las niñas a la goma. Soy capitán de un barco inglés/y en cada puerto tengo una mujer. La rubia es (la rubia es) fenomenal/y la morena tampoco está mal. Guerra de tizas. Don Emeterio, don Paco, el profe de gimnasia, exenta por la regla, mira la Raquel, qué lista. Es que le duele. Las niñas son raras, huelen diferente a veces. Los cinco y Guillermo Brown, proscrito y con la nariz sucia. La mona Jacinta se ha puesto una cinta, se peina, se peina y quiere ser reina. Exin Castillos y el Cinexin, el cine sin fin. Que luego la película no duraba ni un minuto. Los caraduras y vuelven los caraduras, sesión matinal en el cine Excelsior a cincuenta pesetas, también ponían de Fantomas con Louis de Funés. Jerry Lewis de profesor chiflado. Dos rombos. Curro Jiménez, un rombo, sólo en ciertas ocasiones. Con un rombo te dejaban ver la peli. Un hombre en casa era de dos rombos, por ejemplo, pero según el día. Heladio Monforte, profesor de latín e infatigable fumador de tabaco negro. El ratoncito Pérez. Comer pipas sentados en un banco, en casa de la abuela. Los autos locos, Pixie y Dixie, el osito Misha, Sancho Quijote, Quijote Sancho. Y los geyperman, madelman y clicks.

Todo ello, en contra de lo que sostuviera el replicante, no se perderá como lágrimas en la lluvia. Lo tienen ustedes a su disposición en los tres volúmenes de Papel y plásticos en los que Oscar Lombana ha reivindicado nuestro derecho a la nostalgia, el de los treintañeros y ya cuarentones. Fotografías, collages, deliciosos textos manuscritos. Tal como éramos, amigos.

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3 pensamientos en “El derecho a la nostalgia

  1. Vaya bicoca de colegio el tuyo. Para mí lo hubiera querido. Divertidísima reseña.¡cuántos recuerdos! Te ha faltado «Verano azul» no? Nuestra infancia y adolescencia no hubiera sido la misma sin Chanquete y sus muchachos. Me apunto los libros para leerlos.

    Saludos

  2. Creo que fuimos al mismo colegio, qué recuerdos, Furilo, Paco, Heladio, Emeterio por supuesto, el Excelsior que ahora es un Lidl…Aunque yo los viví siendo algo más pequeña. Gracias por traerme tantos buenos momentos a la memoria.

  3. Y de tal cómo éramos, llegó el tal como somos.

    A mí me regalaron a Lucas, -para Nancys no había- «Mama dame cinco duros, para comprar materiales de manualidades» «Nada, nada, vete a la cerámica y coges un poco de arcilla.»

    Deseo ser la Bruja Averías y «fundir a alguien cada día». Pero que mala, que mala soy. -No será para tanto-

    Gracias por la recomendación.

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