Es un poco osada pensar que los españoles son monárquicos. Conscientes de ello no es extraño que los dos principales partidos del país se hayan conchabado para evitar consultar esta cuestión a los ciudadanos y han colado el modelo de estado de una forma para muchos vergonzosas, pero ya se sabe, los referéndums los carga el diablo.

No es extraño que ahora que la reforma de la anticuada Constitución se ha vuelto a poner sobre la mesa las dos primeras fuerzas del país en lo único que se han puesto de acuerdo es no abordar el tema de la monarquía y, por otra parte, mantener el artículo 2 que habla de la unidad de España (concretamente uno de los temas que se ha convertido en el principal problema del país).

Ante esta situación en temas trascendentales quizás muchos se sientan timados, es aquella maquiavélica frase de “todo para el pueblo pero sin el pueblo”, dado que las decisiones importantes y trascendentales –como es el modelo de estado- se toman en los despachos sin que los ciudadanos –en nombre de la democracia delegada- no tengan otra opción que decir amén.

Parece que hay temas que ni en democracia no se pueden abordar y sobre los cuales los ciudadanos no pueden decidir. Los gurus de la política, de esta manera, no sólo pretenden convertir a todos los españoles en monárquicos sino que además transmiten la imagen que en España no hay republicanos.