Autopsia en el alma

16/05/2011

diarioabierto.es.

La morgue la esperaba, blanca e impoluta. Ella estaba viva de cuerpo, pero muerta de alma. La autopsia pretendía responder a las preguntas acerca de la muerte de su alma. Ella que ahora era un cuerpo vacío. Porque su cuerpo latía, pero el cuerpo sin alma no es nada. El alma puede vivir sin cuerpo, pero el cuerpo no puede vivir sin alma.

Se querían esclarecer los motivos de la muerte de su alma joven. Por qué había dejado de habitar su cuerpo. Querían hacerle la autopsia, abriendo primero, los recuerdos desde la infancia, hasta llegar al punto donde hoy se encontraba. Para así, localizar ese preciso instante, el de la muerte. Y así responder a todas las preguntas.

¿Quién era ella? –te preguntarás. Ella era una chica normal. Tenía un trabajo que ocupaba todo su tiempo. Escribía a tiempo parcial, algunas poesías que guardaba en cajones polvorientos. Su pareja le había dejado hace poco. Lo malo de fundirte, de llegar a ser una única persona con tu pareja, es que cuando te deja, sientes como si te quitaran una parte de ti, de tu cuerpo, de tus entrañas o en este caso, de tu alma.

Ella se sentía así. Le faltaba un trozo de su alma. Así que decidió, sin más, desprenderse de ese otro trozo de alma que le quedaba. En realidad se suicidó. Pero la autopsia pretendía, tal vez, revelar por qué lo hizo realmente. Qué le atormentaba tanto, como para terminar con todo.

Morirte de alma es muy chungo. Porque tus ojos se quedan abiertos al mundo. Pero tu mundo interior queda apagado. En silencio y en completa oscuridad. Y así estaba ella.

Quiero decir que, tu cuerpo late. Te late el corazón, por las venas fluye aún tu sangre. Y tus órganos funcionan. Y tu cerebro se mueve y todo eso. Pero tú no estás. Porque tú eres alma, y tu alma está muerta y ya no existe. ¿Se puede recuperar un alma?. No. No se puede. Ella se había suicidado de alma, podría haberlo hecho de cuerpo, pero no quería aferrarse a la vida, y sabía que, si se suicidaba de cuerpo su alma vagaría por ahí, aún anclada en el recuerdo del que ella renegaba porque le hacia daño, y no era eso lo que ella quería, porque como he dicho antes: sin cuerpo se puede sentir, pero sin alma no se puede.

Así que buscaban resolver el misterio de su muerte. Conectaron su cerebro a una máquina que iba reproduciendo unas líneas extrañas, que se movían e iban transcribiendo recuerdos y sucesos.

La autopsia del alma de la chica se estaba llevando acabo. El resultado quedaba escrito en papel. A base de recuerdos pasados y recientes.

Se suicidó por amor. La máquina trascribió preciosos versos que solo alguien muy enamorado podría haber escrito. Su ex pareja acudió. Tenía que decidir qué hacer con el cuerpo. Lo podían mantener vivo, o por el contrarío podían declararlo cadáver y darle un entierro como es debido. Su  ex pareja tenía el rostro triste, pero llevaba la iniciativa en todo. Dijo: A ella no le gustaría que yo estuviese aquí, decidiendo por ella. Y los médicos forenses le respondieron: tú eres la única persona que le queda.

Así que decidió que quería llevarse su cuerpo sin alma. Que lo llevaría a casa y cuidaría de él, porque la culpabilidad no le dejaría seguir con su vida, así que la quería dedicar a cuidarla a ella. Los médicos se quedaron bastante sorprendidos. Pero las decisiones de los familiares de los pacientes, son siempre llevadas a cabo.

Los médicos le entregaron en un sobre la autopsia del alma de ella y le dijeron a su ex pareja: esto es lo único que usted podrá tener de ella, su pasado y sus últimos recuerdos, a parte de su cuerpo carente de alma. Esperamos que no se arrepienta de su decisión, pues será una vida difícil, una relación complicada vivir con alguien que vive de cuerpo, pero no de alma.

Sin embargo su ex pareja lo tenía muy claro. Cogió el sobre y se lo metió bajo el brazo. A ella la pusieron sobre una silla de ruedas. Su cabeza miraba al suelo. Sus piernas apenas se sujetaban dobladas.

Cuando llegaron a casa la tumbó en la cama y depositó el sobre con la autopsia de su alma sobre su pecho, que se movía, que respiraba. Se tumbó a su lado. Así, sin más, como esperando a que ella regresara a la vida en cualquier momento, un alma que estaba en coma, en coma de amor. Que había sido desplazado de la morgue a un hogar, donde ella pensó que ya jamás regresaría.

Ahora los ojos de ella estaban abiertos de par en par, pero miraban si ver nada. El alma cuando muere no regresa. Igual que no lo hace un cuerpo cuando se rompe. No es reversible. Ella decidió suicidarse de alma y se quedó para siempre, atrapada dentro del iris de sus ojos, de un cristal irrompible y que ya nunca dejaría traspasar ni una caricia, ni una sensación, ni nada.

Solo le quedaba su cuerpo con vida sobre la cama y los papeles con la autopsia de su alma reposando sobre su pecho, bajando y subiendo, con la respiración que aún carente de alma, no cesaba.

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4 pensamientos en “Autopsia en el alma

  1. ¡Qué profundo! No me ha gustado, sino lo siguiente. Y me ha mantenido en vilo durante toda la lectura. Asombroso. Enhorabuena.

  2. Impactante. Nunca pensé en la posibilidad de hacerle la autopsia al alma. Gran relato que desborda calidad y originalidad. Un afectuoso abrazo, Susana.

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