Desde que vivimos en Democracia en España, el terrorismo ha estado siempre presente, con muertes o sin ellas,  en todas y cada una de nuestras consultas electorales. De hecho, nadie duda de que el terrorismo ha influido en las votaciones.

Pero en esta campaña de  elecciones municipales, el terrorismo ha sido relegado hasta ahora a posiciones secundarias en los argumentarios del PP y del PSOE en la dura batalla librada para influir en el voto ciudadano  desde las “cúpulas” de ambos partidos políticos. Y eso que la sombra de la banda terrorista ETA ha estado planeando constantemente en la precampaña, primero desde Sortu y después por medio de Bildu, la coalición que obtuvo vía libre  en el Tribunal Constitucional  tras ser tildada  de testaferro de ETA por el Tribunal Supremo con las pruebas presentadas por las Fuerzas de Seguridad, la Abogacía del Estado y la Fiscalía.

Tras la legalización de Bildu, lo que estamos viendo, día tras día, en esta campaña electoral  es que el PP se ha apartado de sus tradicionales críticas al Gobierno ante el fin de ETA,  alegando que no deben producirse fisuras en el Pacto Antiterrorista, que sostiene el ejecutivo vasco, porque eso es lo que beneficiaría a los terroristas, eso es lo que busca ETA para tener ante sí a los demócratas divididos. Así lo ha dicho Federico Trillo, el interlocutor designado por Rajoy ante Pérez Rubalcaba,  y así lo ha manifestado el propio Rajoy, más volcado en lanzar sus críticas al Gobierno ante la crisis económica y el paro que padece España.

Prueba de esta decisión estratégica es la actitud mostrada por los populares ante la reciente manifestación convocada por las asociaciones mayoritarias de víctimas el pasado sábado en Madrid. Sólo Mayor Oreja hizo acto de presencia. Recordemos que Rajoy tampoco acudió a la anterior convocatoria de la AVT del 11 de abril contra la legalización de  Bildu, mucho más secundada por otros destacados miembros de la dirección popular y por la movilización de su propio electorado.

No obstante, Rajoy, en perfil bajo, se ha encargado de decir que cuando logre gobernar buscará la forma de echar a Bildu de las instituciones. Una afirmación a la que contestó, también en perfil bajo, el Ministro de Justicia socialista, Francisco Caamaño, preguntándole si para lograrlo metería en la cárcel a los jueces.

Pero, pese a esta breve y aislada incursión del líder  del PP en el problema  del terrorismo, todo parece indicar que la actitud de la dirección popular es la de apartar a ETA de la presión electoral,  adoptando el perfil bajo ya habitual de las últimas semanas..

Esta es la estrategia de campaña que se palpa, a día de hoy, quizá porque los populares temen que ir contra la política de Rodríguez Zapatero sobre ETA puede despertar a los votantes socialistas que han optado ya por la abstención. Y, aunque no todo el mundo está de acuerdo en esto dentro del PP, no quieren motivar, imprimiendo presión electoral con el terrorismo, a los ya desmotivados por el paro y la crisis.