Pese a la tormenta que se vive en Nueva York con el director general del FMI, Dominique Strauss-Khan, uno de los principales protagonistas para determinar el rescate de Portugal, donde la institución internacional juega un papel fundamental, junto al análisis de las necesidades griegas que él mismo llevaba tiempo preparando, los ministros de Economía de la UE han aprobado, finalmente, este lunes un rescate de 78.000 millones de euros durante tres años para Portugal. El objetivo de este dinero es ayudarle a «hacer frente a su crisis de deuda y salvaguardar la estabilidad en la eurozona y en la UE en su conjunto».
De esta forma, la crisis ha provocado que tres países de la eurzona hayan tenido que ser intervenidos. Portugal ocupa el tercer lugar de la lista, sin descartarse de forma definitiva un nuevo rescate a Grecia. El país luso es el que menos dinero ha necesitado, después de los 110.000 millones dados a Grecia (los rumores apuntan a que necesitaría otros 30.000 millones) y los 85.000 millones de Irlanda.
De la cantidad destinada a Portugal, el FMI se hará cargo de 26.000 millones y el BCE (Banco Central Europeo) de los 52.000 millones restantes. El tipo de interés fijado para la devolución de esta cantidad se encuentra en un tramo entre el 4,25 y el 5,25% en el caso de la institución internacional. El BCE aún no ha confirmado a qué tipo hará el préstamo, aunque todo apunta a que superará el 5,5%, según ha confirma el comisario para Asuntos Económicos comunitario, Olli Rehn.
A cambio, el Gobierno luso se compromete a «animar a los inversores privados a mantener su exposición global de forma voluntaria«, según confirmaron los ministros de la UE en un comunicado. Con ello, la idea que se persigue es que los bancos participen también en el rescate, aunque sea voluntariamente, tal y como había exigido Finlandia, el país que más se resistió a esta asistencia financiera tras el ascenso en las últimas elecciones del partido populista Verdaderos Finlandeses. Cabe recordar que hasta el pasado viernes, Finlandia no dio su visto bueno definitivo al rescate de Portugal, lo que ha retraso la decisión hasta este lunes.
Como contrapartida de la ayuda, Portugal se compromete a aplicar -gane quien gane las elecciones del 5 de junio- un «duro» programa de ajuste para rebajar el déficit al 3% en 2013. El plan incluye la congelación del sueldo de los funcionarios hasta 2013, la reducción de las pensiones más altas y de las prestaciones por desempleo, recortes en sanidad y educación, disminución del número de ayuntamientos, paralización de grandes obras públicas y privatización de empresas como las energéticas EDP y REN o la aerolínea TAP. Precisamente, las áreas que le había marcado Bruselas para que fuera posible el rescate eran la de sanidad y educación, inicialmente.
Este ajuste provocará una contracción económica del 2,2% este año y del 1,8% en 2012, mientras que la tasa de paro se disparará hasta el 13%. Pese a ello, el nivel de deuda pública seguirá aumentando hasta el 107% del PIB, según las previsiones de primavera de la Comisión.
El rescate de Portugal incluirá un paquete de 12.000 millones de euros para recapitalizar el sector bancario. La UE y el FMI quieren que los bancos portugueses alcancen un nivel de capital básico del 9% a finales de este año y del 10% en 2012.
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