Conferencia rentable para los ausentes

18/01/2017

Luis Díez.

La primera Conferencia de Presidentes que convoca y celebra Mariano Rajoy en más de un lustro al frente del Gobierno español ha acordado una serie de enunciados de mucho interés para los españoles, sean andaluces, gallegos, catalanes, canarios, vascos o de Melilla. La participación de las Autonomías en los impuestos, eso que llaman financiación de los servicios sociales básicos como la sanidad, la dependencia de las personas que no pueden valerse plenamente por sí mismas, la enseñanza pública, la protección civil y la “tarjeta social” de renta mínima para las familias sin ingresos (unas 700.000), son palabras mayores, como lo son también las pensiones de jubilación después de una vida de trabajo. En esto estuvieron todos de acuerdo. Y ahora los expertos del Gobierno central y de los Ejecutivos autonómicos han de ponerse manos a la obra sobre el nuevo sistema de financiación.

La Conferencia, que pretende reunirse una vez al año, sirvió también para hacerse la foto con el Rey, la primera que se hace con los goberantes territoriales, y fue lástima que no aparezcan en ella, porque no acudieron, el vasco Iñigo Urkullu y el catalán Carles Puigdemont. Rajoy evitó el reproche público. Comentando esas ausencias con Rosa Díez, la vigorosa dirigente de aquella Unión Progreso y Democracia (UPyD) que, ya recordarán, se significó por sus críticas a los nacionalistas y su defensa de la solidaridad y la igualdad desde posiciones socialdemócratas que no niegan la diversidad, no tenía ninguna duda de que “no acudieron porque les es más rentable”. Y añadía una evidencia: “Hasta el momento han sido primados”. “Fijémonos en lo que va a pasar mañana. Y lo que va a pasar es algo tan simple como que van a obtener lo que piden porque, si te fijas, siempre hay que evitar mayores males”.

Díez llama la atención sobre la estrecha relación entre el populismo y el nacionalismo, sobre ese mensaje excluyente del nacional-populismo de que “tú eres mejor, superior al otro”, y deplora el desprecio, la exclusión y los peligros de odio, racismo y xenofobia que del mismo se derivan. Por ignorancia, por miedo y por incapacidad de la izquierda (la socialdemocracia, especialmente), es el mensaje político que triunfa en Europa y en Estados Unidos. “Algunos decían que en España no había populismo, claro, porque había nacionalismo y de un modo u otro determinaba la política estatal”. Ahora ese nacional-populismo, emane de Trump, de la ultraderecha en Europa o de los hijos políticos de Pujol en Cataluña se percibe como una amenaza para la unidad y la construcción de una sociedad solidaria, cohesionada, pacífica, moderna y cabal, que es lo deseable en este mundo.

Tomo prestada otra reflexión de Rosa, ya fuera de la política activa, para subrayar que cuando se habla del riesgo de ruptura en España, acaso no nos demos cuenta de que las desigualdades son el origen de la ruptura propiamente dicha. Y de que hoy hay más diferencias sociales y de renta entre muchas comunidades autónomas que las existentes entre el Estado español y los países de la eurozona. ¿Quién rompe España? He ahí la cuestión en estos tiempos de políticos mediocres que lo reducen todo a ser de izquierdas por enfrentarse al PP y a ser de derechas por enfrentarse al PSOE y ahora a Podemos. Si las desigualdades y la desintegración social siguen avanzando por mor de ese nacional-populismo rampante que apela a los bajos instintos y da votos (y vómitos) no tengan ninguna duda de que harán falta muchas Conferencia de Presidentes, sin que ello signifique que para estar peor de lo que estamos ahora no tengamos que remontarnos a los tiempos venideros.

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