Fin de semana cordobés

25/01/2017

Carmela Díaz. Solamente por admirar su mezquita ya merece la pena una visita a Córdoba. Pero esta ciudad andaluza tiene muchas más cosas que ofrecer. Arquitectura, historia, gastronomía, orfebrería…

Qué visitar.

  • La Mezquita. Su belleza interior es sobrecogedora y el acceso por el patio de los naranjos ya es toda una declaración de intenciones. Con 23.400 metros cuadrados, fue la segunda mezquita más grande del mundo en superficie, por detrás de la de La Meca, solo siendo superada con posteriormente por la Mezquita Azul de Estambul.
  • El puente romano. Situado sobre el río Guadalquivir une el barrio del Campo de la Verdad con el barrio de la Catedral. Ofrece unas panorámicas del centro de la ciudad.
  • El Alcázar. Es un conjunto arquitectónico sobrio en el exterior y espléndido en su interior, en el que destacan los magníficos jardines y patios de inspiración mudéjar.
  • Los restos del templo romano. Como están ubicados en medio de la ciudad, rodeados de edificios contemporáneos, impresionan. Fueron descubiertos en la década de los 50 durante la ampliación del ayuntamiento.
  • El barrio de la judería. Es una de las zonas más visitadas por los turistas ya que, además de la Mezquita, en ella se pueden ver monumentos como la Sinagoga, el Zoco Municipal o el Museo Taurino, entre otros. Forma parte del centro histórico de Córdoba, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Lo mejor es pasear y perderse sin rumbos fijo por este laberinto de callejuelas estrechas, empedradas, de fachadas blancas decoradas con flores y geranios multicolores.
  • El museo Julio Romero de Torres. Reúne la mayor colección de obras del pintor. Pero la sede del Círculo de la Amistad cuenta con lienzos del pintor pertenecientes a su etapa temprana que merece la pena conocer.
  • Cristo de los Faroles. Un rincón místico y sobrecogedor de imprescindible visita en Córdoba. Enclavado en uno de los lugares más tradicionales de la ciudad, la plaza de los Capuchinos y su empedrado original, la escultura se encuentra iluminada por ocho faroles.

Gastronomía. En Córdoba se come fenomenal y a precios razonables. Se disfruta de una gastronomía que es el resultado de una larga tradición, con influencias romanas, árabes, judías y cristianas. El salmorejo, las berenjenas a la miel, el rabo de toro, el ajoblanco, el pez espada y la palometa en adobo, los flamenquines, las alcachofas a la montillana o el churrasco con salsas árabes (roja y verde) son platos que no debes dejar de probar. Algunos de los restaurantes imprescindibles son:

  • Bodegas Campos. Es una bodega reconvertida en restaurante que tiene diversas salas y salones privados, un gran patio andaluz y destaca por un ambiente tradicional, genuino, flamenco.
  • Casa Pepe. Ubicado en pleno barrio de la judería es uno de los restaurantes con más solera de la ciudad. Se encuentra en un edificio clásico andaluz con patio y tiene una terraza superior desde la que se contempla la Mezquita y parte de la judería. Sirve platos típicos y también tapas en su barra.
  • El Churrasco. También ubicado en plena judería es una amplia casa mudéjar con patio cordobés y varios salones, popular por su especialidad en carnes a la brasa churrasqueadas al carbón de encina. Nada más cruzar la puerta te invade un olor a carne a las brasas que alimenta.
  • Los que prefieran una cocina más sofisticada y moderna pueden conocer el recién inaugurado restaurante Noor. Las creaciones del chef Paco Morales se basan en la adaptación contemporánea de la cocina andalusí.

¿Dónde alojarse?

  • Palacio de Bailío. Un cinco estrellas de lujo. El palacio es una antigua casa solariega, caracterizada por sus grandes dimensiones y sus patios y molduras enteras de piedra caliza. Tiene cuatro patios andaluces únicos rodeados de flores, árboles frutales y plantas aromáticas y baños romanos en su interior. El patio central con suelo de cristal desvela los vestigios de una impresionante villa romana del siglo I.
  • Las Casas de la Judería. En un enclave privilegiado, en pleno barrio de la judería y a tan solo 200 metros de la mezquita, es un hotel boutique con varios patios tradicionales que destaca por una arquitectura singular (son las dependencias rehabilitadas de un antiguo palacio) y que ofrece al viajero múltiples rincones con encanto.

 

 

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