Constâncio ha evitado distinguir entre «reestructuración» y «reprogramación» de la deuda, la opción que están preparando los países de la eurozona para dar más tiempo a Grecia a pagar sus deudas a los bancos y que, según el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, equivale a una «reestructuración suave». Y ha advertido de las mismas consecuencias negativas cuando se le ha preguntado por la «reprogramación».
«Admitir la reestructuración de la deuda en economías avanzadas es muy grave y debe ser un último recurso», ha subrayado el vicepresidente del BCE.
Una reestructuración de la deuda griega desencadenaría, según Constâncio, «más rebajas de la deuda del país, dificultades del sector financiero para financiarse y financiar economía, una profunda recesión y efectos de contagio, que sería más importantes en Europa porque estamos en una unión monetaria con sectores financieros muy interconectados».
En este sentido, ha recordado que no ha habido ninguna reestructuración de la deuda en una economía avanzada al menos desde la segunda guerra mundial y ha alertado de que «las consecuencias pueden ser incluso más negativas» que en los países emergentes.
El vicepresidente del BCE ha defendido que Grecia siga aplicando su plan de ajuste para evitar tener que recurrir a la reestructuración, un diagnóstico que según ha dicho comparte la Comisión y el Fondo Monetario Internacional. Eso sí, ha admitido que el Gobierno de Atenas deberá adoptar más medidas de austeridad para cumplir los objetivos de reducción del déficit.
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