En Barcelona, igual que en Madrid, ha funcionado la red de twitter o facebook y la treintena de jóvenes universitarios que la primera noche acampó en la céntrica plaza Catalunya ha ido creciendo. La segunda noche ya fueron más de un centenar y las adhesiones que reciben de diferentes sectores de la sociedad va en aumento. Unos les llevan comida o prendas de abrigo mientras otros colectivos –como el sanitario, parados o gente más diversa- pasan unas horas con los concentrados como muestra de solidaridad. El servicio de orden funciona y hasta han pactado con la guardia urbana servicios de limpieza entre los concentrados. Mientras los concentrados invierten el tiempo en asambleas en las que rechazan ser de la generación ni-ni, si no que pretenden romper con el estereotipo de una juventud apática y apolítica.
En vísperas de la jornada electoral no parece nadie dispuesto a dar la orden de desalojar esta concentración pacífica que además cuenta con muchas simpatías en la sociedad. Por ello todos los políticos tuvieron que referirse a un movimiento que no sólo les ha quitado protagonismo si no que les ataca pacíficamente. Por una vez coincidieron en el mensaje: estas inquietudes que demuestran estos jóvenes los pueden canalizar el domingo votando una de las quince opciones que se presentan. Evidentemente no profundizaron en las denuncias sobre corrupción, el bipartidismo imperante y la reivindicación de una democracia real.
Por su parte la guardia urbana aseguró que esta reunión no cumple la legislación vigente, ya que los concentrados no acampan, mientras que los Mossos d´Esquadra aseguraron que tenían instrucciones de no intervenir si no se producían incidentes.
Incluso un grupo de abogados ha “blindado jurídicamente” a los concentrados redactando un documento el el que piden permiso para este acto amparándose en el derecho de reunión. Fijan la hora de inicio –el 18 de mayo a las 20 horas- pero “su duración no puede ser inicialmente estimada dados los temas a tratar y la imposibilidad de conocer cuántos ciudadanos asistirán a la reunión”, asegurando el carácter pacifista de la misma y que “un grupo de asistentes se encargará de que no se produzcan altercados”. Los concentrados prevén que esta protesta dure “una larga temporada”.
Mientras la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega consideró que si esta manifestación es política la legislación prohíbe cualquier acto de esta naturaleza tanto durante la jornada de reflexión como el día de la votación, por lo que será la Junta Electoral quien decida si esta protesta vulnera la legislación y si lo hace “habrá de actuar contundentemente”.
Falsa alarma
En una calle próxima a la plaza de Catalunya se encontró en un autobús un paquete sospechoso –concretamente un tubo con una cinta aislante con aspecto de ser un posible explosivo-, lo que provocó el desalojo primero del autobús y después de las aceras y comercios de la Ronda de Sant Pere, mientras las fuerzas policiales acordonaban la zona. Un equipo de tedax –la policía especializada en dasactivar explosivos- comprobaron que el paquete era inofensivo, pero sospechaban que tenía el objetivo de crear una situación de alarma.
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