De afrodisíacos y leyendas

06/02/2017

Carmela Díaz.

En estos días rendimos homenaje a todos los románticos que ponen una fecha concreta a la celebración del amor. Pensando especialmente en ellos, hoy os desvelamos dos originales (y legendarias) propuestas.

Un afrodisíaco mitológico. Tan valioso como el oro, el azafrán ha sido desde la antigüedad una de las especies más buscadas y deseadas debido a sus grandes propiedades gastronómicas, medicinales, afrodisíacas y tintóreas. El azafrán según la mitología griega es fruto del amor. Cuenta la leyenda que Hermes, consejero de los enamorados, tenía una favorita, la ninfa Smilace, la cual se enamoró de Krokos. Hermes al enterarse de lo que ocurría, muy enfadado y dejándose llevar por los celos transformó a Krokos en la flor de azafrán. Hermes se dio cuenta del poder que contenía la flor y la convirtió en un afrodisíaco. Pero también los romanos lo consideraban símbolo de deseo y prosperidad, extendiendo hebras de azafrán en las sábanas de los recién casados. En Egipto, Cleopatra y otros faraones lo usaban como ungüento en la piel para seducir. Los compuestos responsables de los efectos positivos para que el azafrán efectúa sobre la libido masculina y femenina son la crocina y el safranal. Además de sus propiedades en el ritual del amor, el azafrán es un gran antioxidante rico en flavonoides que tiene propiedades antiarrugas y antimanchas. El pistilo de esta flor contiene una elevada concentración de glicano que actúa sobre las células para mantenerlas nutridas y sanas: aclara y rejuvenece la piel, la deja suave, hidratada, limpia y libre de impurezas y acné.

Comer con el corazón. Cuenta Tanabata, una leyenda de amor japonesa, que hace muchos años el rey del cielo tuvo una hija que se enamoró de un pastor, y que terminaron casándose con el beneplácito del propio rey. Los esposos, inmersos en un amor eterno, descuidaron sus trabajos diarios, lo que hizo enfurecer al rey del cielo y decidió convertirlos en estrellas para mantenerlos separados como castigo. Al percatarse de lo cruel de su castigo, el rey del cielo dejó que la pareja pudiese encontrarse una vez al año para pasar la noche juntos, repitiéndose la misma por siempre. La tradición popular no desvela qué comieron esa noche, pero para una ocasión así tendría que ser algo muy especial… Pensando en estas veladas inolvidables, Sushita, uno de los referentes de la cocina japonesa en España, ofrece para San Valentín un “menú corazón” digno de estos dos amantes de leyenda. La propuesta comienza enamorando estéticamente a los comensales que luego disfrutarán con una explosión de sabores. Entre las piezas seleccionadas se encuentran dos nigiris de hamburguesita de Wagyu estilo japo (solomillo de wagyu, rúcula, parmesano, salsa yogur, cebolla caramelizada, reducción soja-miel sobre arroz crunch), dos de huevo de codorniz con chanquetes, dos de salmón salvaje, dos de pez mantequilla con trufa, dos nigiris de atún, cuatro makis california especial (langostino rebozado en panko, queso crema, aguacate y topping con verduras fritas con salsa de anguila) y cuatro de tartar de atún, aguacate, cebolla crunch recubierto con un mix de sésamo, salsa picante y jalapeños. Esta cena tan dulce se puede culminar con dos cócteles beso del panda (elaborados con ron añejo, zumo de naranja, zumo de lima, sirope de canela y bitter truth chocolate) y un brownie acompañado de un helado de flor de vainilla. Todo por 60 euros.

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