Algo nuevo bajo Sol

19/05/2011

diarioabierto.es.

Después de la tempestad vendrá la calma pero nada será igual. Al menos los gobiernos, aun los más torpes, y ejemplos hay, habrán aprendido que, al menor descuido, su ruina puede estar a golpe de clic. La mecha de la pólvora tecnológica ha posibilitado un estallido inimaginable hace años por su inmediatez y espontaneidad. Lo que no significa necesariamente que esto le dote de eficacia. No ha habido momento histórico en la Humanidad sin razón alguna para salir a la calle a protestar. Hoy no es una excepción pero tampoco lo era ayer aunque nunca sea tarde. Otra cosa es el devenir de la dicha. Gestionar la dispersión no es fácil, rentabilizar la indefinición es casi imposible.

Y lo contrario es organizarse, decidir y, por tanto, buscarte adversarios en quienes no estén de acuerdo, elegir a alguien que te represente si quieres negociar, hablar ante las televisiones y, por tanto, despertar recelos, entrar en una espiral que acaso no sea deseable pero que se antoja imprescindible si quieres ir más allá de llevarte de Sol un instante de revolución grabado en el móvil para poder verlo luego durante años de rutina. No entro en las razones de las quejas porque son tantas y tan justas que ni tiempo ni espacio habría para ello. Ni en las resoluciones descabelladas de una Junta Electoral ajena al pulso social. Hablo del mañana. De lo que quedará sobre los adoquines de Sol cuando comprobemos que debajo de ellos tampoco estaba la playa.

No sería reconfortante que tan solo perdurara el rechazo a lo que hay sin ofrecer nada a cambio. Tampoco denostar una democracia imperfecta, que lo es y a la ley que la rige me remito, si de lo único que eres capaz es de alumbrar citas brillantes que quedarán en los periódicos pero no te cambiarán la vida. De nada habrá valido el esfuerzo, salvo para retozar en el barro de la melancolía, si sólo se regresa a la plaza a reclamar sin proponer y sin olvidar que la política, salvo que alguien evidencie lo contrario, es la única vía para cambiar las cosas sin imposición ni violencia. Si hay otros mecanismos díganse.

Si hasta la fecha de las elecciones se desconocen no estaría de más que quienes hoy rechazan ese modelo que apenas varía con los partidos mayoritarios ejerciten su derecho a votar. Igual no les parece mucho pero a algunos les costó la vida o la tortura en unos tiempos en que en los sótanos de la hoy luminosa Puerta del Sol moría la gente por soñar con tener la oportunidad de llenar una urna un domingo.

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