“No se han enterado de nada”. Así de rotundo se ha mostrado uno de los muchachos en la Puerta del Sol, refiriéndose a las primeras reacciones de diferentes políticos con respecto a la movilización del 15-M. Cómo van a enterarse: no pueden hacerlo, porque esta sentada colectiva va, entre otras cosas, contra ese no enterarse que muestran los políticos, ese anquilosamiento en la poltrona de la representación pública.

Por la derecha y por la izquierda, no se enteran: sólo faltaría. Por la derecha más fosilizada tenemos a Jaime Mayor Oreja, afirmando que todo este follón de la Puerta del Sol le “inquieta” y no le “gusta”. Claro, cómo le va a gustar. Que le inquiete es la prueba mayor de que, pese a la heterogeneidad que le imputan –como si fuera mala, la heterogeneidad- y el desenfoque inicial en las propuestas, es un movimiento diferente. Que inquiete a la estructura más rancia del poder es un buen presagio, como poco. Pero es que por la extrema izquierda la cosa no es distinta, que se sepa. En una entrevista a Cayo Lara, en Los Desayunos de La 1, el líder de Izquierda Unida ha intentado apropiarse de la plataforma, plegándose en su flanco más sensible. Así, ha asegurado Cayo Lara que ahí están “nuestros hijos”, lo que puede ser cierto: pero también los hijos del vecino, y los de las otras siglas, e incluso muchos hijos de unos padres sin siglas.

Si hay algo apreciable en esta gente es que no está en contra, según parece, de un partido concreto, sino de esa misma oligarquía que representan todos los partidos, cada vez menos representativa y más afianzada en el poder. Es cierto que la reforma de la ley electoral beneficiaría a Izquierda Unida y libraría al Congreso del continuo ahogo nacionalista en las mayorías parlamentarias, pero IU es también un partido, como los demás, y como los demás está tiznado por la misma arena del desgaste, por este chapapote de un sistema cansado que necesita, vía urgente, una revitalización práctica.

No se han enterado de nada. Están tan pendientes de los resultados del domingo que no han comprendido que la gente no está ya en las elecciones del domingo, sino en la depuración institucional, las garantías democráticas, la separación de poderes, la reforma de la ley electoral, la no politización de la justicia, las listas abiertas, la ecología. ¡A Sol ya!