De barcos, IBI, toros y naranjas

07/03/2017

Luis Díez.

Algunas respuestas por escrito del Gobierno a los diputados contienen un indudable interés público. Así, por ejemplo, resulta que todos los españoles podemos ser como el navegante Zoido a bordo del buque-escuela de la Armada «Juan Sebastián Elcano». Preguntó el diputado sevillano Antonio Pradas qué privilegio o prerrogativa asistía al diputado del PP y actual mnistro del Interior Juan Ignacio Zoido para navegar con su amigo y correligionario Serrano desde Marín (Pontevedra) hasta Cádiz en el magnífico velero. Aquello ocurrió en junio pasado. Fueron tres días de crucero veraniego gratis et amore. Y ahora la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, le ha contestado que cuando el buque regresa de su viaje anual alrededor del mundo para instruir a los alumnos de la Escuela Naval Militar, en Marín, y éstos desembarcan, «cualquier ciudadano que lo solicite a través de carta, correo electrónico u otro medio de comunicación dirigido a la Armada» tiene derecho a ocupar alguno de los alojamientos que quedan libres en el barco y realizar la travesía hasta su puerto base, en Cádiz. Son unas cien plazas. Pero, claro está, para optar a alguna hay que estar informado. Pues eso.

Preguntó la diputada gallega de Podemos Alexandra Fernández Gómez si el Gobierno permitirá a los Ayuntamientos subir el IBI a las viviendas vacías, y ha respondido el ministro Cristóbal Montoro que de ninguna manera, que la normativa fiscal de ese impuesto municipal es Estatal y no está dispuesto a admitir más reinos de taifas. Y por si no lo sabía, la normativa ya permite a los ayuntamientos exigir «un recargo de hasta el 50 por ciento de la cuota líquida del impuesto a los inmuebles de uso residencial que se encuentren desocupados con carácter permanente». Cierto es que para solicitar el recargo, los ediles tendrán que esmerarse en la labor inspectora y también recabar los datos del «banco malo».

Se interesó la diputada y otrora comandante del Ejército Zaida Cantera por qué las armas que exportamos a Arabia Saudita acaban en manos de la facción rebelde en la guerra de Yemen, según un informe de la consultoría Armament Research Services (ARES). Y le ha contestado el Gobierno que de la «investigación exhaustiva», realizada por las autoridades españolas no se deduce «ningún dato concluyente que demuestre que lo indicado en el informe de ARES sea cierto». Y por si fuera poco, el Comité de Sanciones de la Organización de las Naciones Unidas realizó una investigación previa a la publicación del informe y «excluye de toda responsabilidad al Gobierno español». Eso no quiere decir que el próximo jueves, 9 del corriente, el Congreso no vaya a ratificar el protocolo por el que los contratos de fabricación y exportación de armamento a los saudíes pasarán a ser «secretos».

Preguntó el diputado de Podemos Jaume Moya sobre el impacto del Acuerdo de Libre Comercio CETA entre la Unión Europea y Canadá en nuestra cabaña de ganado vacuno. Y le ha respondido la ministra del ramo, Isabel García Tejerina, que esté tranquilo, que «el acuerdo no afecta a las restricciones que aplica la UE a los organismos modificados genéticamente». Además, los nuevos contingentes de importación suponen un aumento de apenas el 0,8 por ciento sobre el mercado comunitario de carne de vacuno, por lo que el impacto será «muy limitado». En cambio,  «el CETA supone una oportunidad para aumentar las exportaciones de quesos a Canadá». Bueno, pues ya sabemos lo que hemos de hacer con las vacas: ordeñarlas, como siempre hemos hecho, lo cual me trae a la memoria a UB, recorman caribeño de producción de leche. UB o Ubre Blanca nació de un cruce entre una vaca cebú y un toro holstein de Canadá que se llamaba Rosafé y contribuyó a resolver el problema de abastecimiento de leche a los niños cubanos. Por eso ingresó en el Museo de la Revolución.

Y penúltima cuestión (por hoy). Preguntó el socialista levantino José Luis Ábalos sobre el impacto del acuerdo de la UE con Sudáfrica que permitirá importar naranjas africanas en detrimento de las nuestras. Y le contestó la antedicha Tejerina que esté tranquilo, que se mantendrá la producción y los precios de la naranja española, faltaría más. Y en lo atinente a las condiciones fitosanitarias del producto sudafricano, nada que temer, pues para eso está la inspección española y también europea. Hubo un tiempo en que estaba prohibido publicar noticia alguna en España sobre la enfermedad de los naranjos. Se llamaba «la tristeza del naranjo» y podía perjudicar nuestras exportaciones a Estados Unidos y al Mercado Común.

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