‘El sillón’, títeres del poder

13/03/2017

Luis M. del Amo. La española 'The Winged Cranes' lleva al Lara una adaptación del bunraku japonés.

Especializada en el teatro de títeres, ‘The Winged Cranes’ es una compañía teatral española, fundada en 2008 por Alejandra Prieto, Mari Cruz Planchuelo y Paloma B. Bielicka. Desde entonces, la trayectoria de esta compañía, jalonada por varios espectáculos, como Ifigenia Peepshow, El cuerpo ausente, Bernarda’s Backstage, se centra en la manipulación de grandes muñecos, al estilo del bunraku japonés; es decir, del teatro tradicional nipón, cuyos intérpretes, a la vista del público, manejan sus títeres y se acompañan de recitados y el tañir algún instrumento.

En esta ocasión, la compañía, a la que se suma Lucía Mellado – en tareas de interpretación – , desembarca en el madrileño Lara – en su sala pequeña – con El sillón, una crónica íntima en torno a una mujer que alcanza el poder. Desarrollada en 45 minutos, y en horario matinal, la función retrata diversas anécdotas de esta ascensión de ‘La presidenta’, el único títere que protagoniza la obra y de cuyos movimientos se encargarán las tres actrices, una de la cabeza, otra de los brazos, la tercera de las piernas.

La crónica incluye diversas actividades y acontecimientos. Desde un viaje presidencial, narrado con dibujos, hasta la realización de molestas tareas, ligadas al cargo, como la firma de montañas de papeles, así como algunos momentos de relax, y otros de decepción, como la fuga masiva de partidarios, convertidos de pronto en detractores.

Quizás el mayor problema de la obra sea la heterogeneidad de estos elementos. La dificultad de constituir un todo homogéneo. Y la gratuidad de algunos de sus elementos y acciones. En consecuencia, el primero en resentirse es el ritmo de la obra, que nunca acaba de despegar.

Y es una lástima. Porque la habilidad de estas tres artistas para manipular su muñeco es notable. Sin duda, un trabajo de dramaturgia más depurado, una mayor clarificación de a quién va dirigido – ¿es arte y ensayo, o arte popular?– y, por qué no decirlo, un trabajo más imaginativo con los objetos, hubieran ayudado a dar definición a este espectáculo, y sacado así un mayor provecho de ese milagro que se produce cuando los títeres, en este arte centenario, cobran vida ante nuestros ojos.

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