Un futuro sin empleo

20/03/2017

Miguel Ángel Valero.

«Nuestras máquinas no están hechas para ayudar a los empleados a ser más eficientes; están hechas para prescindir de ellos». La frase de Alexandros Vardakostas, cofundador de Momentum Machines Inc., una empresa de San Francisco (EEUU) que se ha propuesto automatizar por completo la producción de las hamburguesas de calidad gourmet, plantea con toda su crudeza (al menos se agradece la sinceridad) cómo la tecnología supone la amenaza de un futuro sin empleo.

La frase aparece en la página 28 de «El auge de los robots. La tecnología y la amenaza de un futuro sin empleo» (colección Contextos de Paidós, 2016, 297 páginas, traducción de Andrea Gálvez de Aguinaga y Víctor Manuel Cuchí Espada), obra de Martin Ford, fundador de una empresa de desarrollo de software ubicada en el mítico Silicon Valley.

El libro muestra planteamientos que son para echarse a temblar. «En Estados Unidos, y sobre todo durante el siglo XX, es indudable que el avance tecnológico siempre ha dado lugar a una sociedad más próspera», comienza Ford en la introducción, para dos páginas después aportar un alarmante dato: «durante la primera década del siglo XXI no se crearon empleos, algo que no había sucedido desde la Gran Depresión de 1929».

La tesis de Martin Ford es que «realizar un trabajo ‘rutinario’ no lo hace más o menos vulnerable frente al avance tecnológico», que «la fragilidad laboral radica en la ‘predictibilidad‘». Primera conclusión: «es muy probable que un algoritmo aprenda algún día a hacer nuestro trabajo o parte de él».

«Adquirir más capacidades o más títulos académicos no nos protege necesariamente de la automatización del trabajo«, añade el autor de «El auge de los robots». «Muchos empleos para profesionales cualificados -incluyendo abogados, periodistas, científicos y farmacéuticos- se han perdido a causa del avance de la tecnología de la información», aañde.

Pero no serán los únicos empleos que desaparezcan, porque «la mayoría de los trabajos son rutinarios y predecibles en alguna medida, y son muy pocas las personas contratadas para llevar a cabo tareas verdaderamente creativas«.

Por tanto, «desde un punto de vista práctivo, a la mayoría de las personas de clase media que pierden su trabajo, el acceso a un teléfono móvil puede ofrecerles poco más que jugar a ‘Angry Birds’ mientras esperan en la cola de la oficina de empleo», concluye Martin Ford en «El auge de los robots».

Siempre queda el consuelo de la ironía. «Nos prometieron coches que volarían y en cambio nos han dado 140 caracteres«, como dijo el cofundador de PayPal, Peter Thiel.

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