Elecciones y Bolsa

23/05/2011

Miguel Larrañaga. 23-05-2011

Hoy es día de resaca electoral. Unos, desde la euforia, piden elecciones anticipadas mientras otros, desde la más rotunda de las derrotas, se aferran a La Moncloa para intentar darle la vuelta a la tortilla en el poco plazo que les queda para que “se cumplan los tiempos” a los que aludió ayer Zapatero.

Pero aquí nadie se ha dado cuenta de algo fundamental para la buena marcha de España. Los denostados mercados, esos entes tan a mano para echarles la culpa de casi todo, llevan más de un año votando contra España y está claro que van a seguir así mientras las cosas del hacer patrio no cambien de forma sustancial.

Hagan un ejercicio clarificador. Echen un vistazo a los gráficos de varios índices bursátiles y miren las diferencias. Vayamos a ello. El retroceso de mayo del pasado año, cuando estalló la crisis griega cogió al Ibex ya en retroceso, mientras otros índices, en especial el Dax alemán o el Financial Times británico marcaban en esos momentos máximos del último año.

Cabría esperar que una vez que los mercados superaron la crisis griega y se pactó el rescate, los índices habrán evolucionado de la misma manera, o al menos similar, pero nada de eso ha ocurrido. Mientras el Dax y el Footsie, han marcado desde entonces nuevos máximos de dos años, el Ibex sigue sumido en una espiral de caídas repetitivas que parece tener su barrera en las cercanías de los 10.900 puntos. Cada vez que el selectivo español llega a esa cota, se hunde irremisiblemente. En cambio, el Dax o el Footsie logran recuperarse con más fuerza después de cada retroceso.

¿Dónde están las diferencias? Sencillamente, en que los inversores creen que en Alemania o en Gran Bretaña se han hecho bien las cosas y aquí no. Es más, suponen que aquí se están haciendo rematadamente mal y, lo que es peor, ahora temen que las elecciones puedan destapar deudas ocultas no tenidas en cuenta hasta este momento.

Hace ya meses que quienes gestionan carteras de inversión huyen del Ibex como de la pólvora porque temen que la situación sea peor de lo reconocido y no les faltan motivos para la desconfianza. Recordemos que el presidente del Gobierno en persona negó la crisis y que solo actuó cuando recibió la llamada de un indignado Barack Obama, que había sido alertado por una no menos indignada Ángela Merkel ante la inacción de un gobierno instalado en el país de las maravillas.

Gracias a esta inacción hemos pasado de tener el sistema financiero más solvente del mundo a que el mundo entero esté pendiente de nuestras cajas de ahorros. Recordemos un poco. Las cajas son entidades financieras manejadas desde el poder político autonómico y municipal y si están como están, que es una pena en la mayor parte de los casos, es por culpa de quienes las han usado a su conveniencia y después han puesto todas las trabas posibles para su saneamiento en tiempo y forma. Y así estamos, con las cajas sin reordenar y el sistema financiero pendiente de un hilo, porque fuera no se creen que lo de las cajas no vaya a pasar factura también a los bancos que, estos sí, están entre los más saneados del continente.

Por eso, el resultado electoral es importante, pero no tanto. Las Bolsas no se rigen por promesas electorales, generalmente realizadas para no ser cumplidas, sino por hechos tangibles. Y el hecho que esperan los mercados como agua de mayo es la reordenación de las cajas. Pero incluso una restructuración adecuada y relámpago puede no ser suficiente si, como temen, los cambios en el poder autonómico destapan nuevas deudas no contabilizadas o tapadas “a la griega”. Personalmente, confío en que no ocurrirá, creo firmemente que no hay más deuda que la que se ve y que no se repetirán episodios como el de Cataluña. Pero ya les advierto. Como empecemos con el goteo de nuevas deudas, olvídense de que el Ibex pueda recuperar el pulso. Es más, si eso ocurre, prepárense para lo peor porque la poca credibilidad que aún mantenemos quedará sometida a la «Ley de Bart Simpson»: se multiplicará por cero.

Tan poco han importado los resultados electorales a los inversores que el Ibex es el índice que menos ha caído en la sesión de hoy entre los grandes de Europa, pero no crean que ha sido porque haya más confianza (de hecho la prima de riesgo se ha situado en máximos del año) sino porque el pasado viernes ya le dieron un importante estacazo a nuestro selectivo. Hoy lo que mandaba era Italia y eso sí que son palabras mayores contra las que ningún índice europeo puede mirar para otro sitio. El resultado es claro, el Dax ha caído un 2,00%, el CAC un 2,10% y el Footsie un 1,89%. El Ibex, sólo un 1,41%, pero el Mibtel italiano se ha despeñado un 3,31%.

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