Qué come Obama

28/03/2017

Carmen Duerto.

Los Obama se instalaron en la Casa Blanca con su chef particular. Ni peluquero, ni modisto, ni chófer. Era la primera vez que un presidente norteamericano se instalaba en la residencia oficial con su propio cocinero, Sam Kass. Gracias a él hemos sabido que el ex presidente Barak Obama podría alimentarse exclusivamente de filetes fritos, que Michelle consiguió desengancharse de las patatas fritas y que las dos hijas del matrimonio presidencial, Malia y Sasha, abandonaron la comida basura.

También hemos confirmado, incluso con foto, que el Air Force One es como una mini ciudad aérea. Si al presidente de Estados Unidos, hubiera que desalojarlo por aire, en su avión podría cocinarse hasta una paella. Porque gracias a Sam Kass, que fue su chef durante 8 años, dos cuando Barak era senador en Chicago y seis como presidente en la Casa Blanca, hemos sabido y visto la habitación cocina, blanca impoluta y perfectamente equipada del avión presidencial, un «tiny box» como le llama el chef Kass de la que salió «la pasta de la suerte», la comida fetiche del ex presidente. Obama iba en el Air Force One, camino del segundo debate con el republicano Romney en las elecciones de 2012 y le pidió a Sam que le cocinara algo que le abriese el apetito. Kass le preparó un plato sencillo de pasta que hizo que Obama se pasara el viaje alabando aquel manjar. Resulta que ganó el debate y para el siguiente, iba desganado y le pidió que le cocinase otra vez el plato de pasta y volvió a ganar. En la tercera ocasión ocurrió lo mismo, así que, cada vez que se enfrentaba a un reto pedía esa comida, convirtiéndose la pasta en el amuleto gastronómico de Obama.

Filetes con patatas

Aunque el primer huerto orgánico instalado en los jardines de la Casa Blanca que abastece de verduras a las cocinas presidenciales, haya sido el «baby» de Michelle y de Sam Kass, Barack no parecía mostrar un interés apasionado por el mundo del repollo. El ex presidente era más de filetes con patatas. Poco a poco, el chef Kass fue obrando el milagro de la dieta aunque, por supuesto, «alguna vez a la semana se comían hamburguesas y palomitas». También intentó cambiar la costumbre de ofrecer almuerzos con platos típicos del país del comensal invitado. Posiblemente, el Rey Juan Carlos cuando almorzó con Obama en la Casa Blanca en 2010 fue de los últimos en experimentar esa costumbre. Sam le pidió ayuda al chef asturiano José Andrés para que le asesorase con la paella que pensaba prepararles a los dos mandatarios. «No tiene sentido ofrecer comida de su país a un invitado, lo normal es agasajarle con lo mejor de la gastronomía americana que es extraordinaria y además a José Andrés le hacía ilusión cocinar para el rey de España».

Por cierto, que Kass nos contaba, que la cocina de la Casa Blanca «es pequeña, sorprendentemente pequeña». Aunque ése era más el territorio de la chef ejecutiva que se encargaba de organizar y preparar las cenas de Estado. Sam era más el chef personal de la familia y por eso tenía tanta familiaridad con ellos. En la prensa americana chocaba mucho que los Obama tuvieran tanta confianza con su cocinero, con el que el presidente jugaba al golf o que asistieran a su despedida de soltero. Al que por cierto, le vino bien la influencia presidencial porque consiguió cerrar un campo de béisbol para tener su primera cita con la que hoy es su mujer y a la que pidió matrimonio ese primer día y en la mismísima hierba del Estadio. La gran duda, por la expectación que generó, es si el huerto que crearon los Obama continuará, dada la política de cargarse todo lo que puso en marcha el ex presidente y eso incluiría el programa «Let’s move» (Movámonos) de Michelle Obama. Parece ser que «el huerto sigue con Trump, pero no sé qué ocurrirá». Tan orgullosa estaba la primera dama que no dudó en enseñarselo a la Reina Letizia, que se paseó con sus tacones entre los brocolis y las lechugas. Pero a la española no le sorprendió porque en La Zarzuela los Borbón ya tenían huerto mucho antes que los Obama.

Sam Kass dejó de cocinarles hace dos años. Se trasladó a Nueva York siguiendo a su mujer, una reportera de TV, y ahora da conferencias, asesora y está escribiendo un libro sobre  la relación de la cocina con la política, ya que lidera en su país la lucha contra la obesidad y porque la gente coma sano. «Ahora sólo cocino para mi mujer. No me volveré a meter en una cocina».

Una cerveza para Obama

Sin embargo, es una verdad a medias ya que cocina para eventos especiales, como el que le ha traído a España durante 48 horas, las justas para probar la auténtica gastronomía de nuestro país y viajar en un tren del siglo pasado junto a un grupo de 30 personas a las que nos hizo vivir una exploración gastronómica, gracias a la cerveza San Miguel Selecta. Una cervera muy viajera, ya que nació en Manila.

En ese «exploratum» supimos que Obama le pidió a Kass que fabricase una cerveza artesana para la Casa Blanca. Crearon tres tipos de cerveza y esas eran las que se servían con el anterior presidente, acompañadas de sanas y ecológicas «crudites». Ahora con Donald Trump, han llegado los nachos y las quesadillas, él, que tanto está haciendo por enemistarse con sus vecinos mexicanos parece que la gastronomía del país vecino, la dirigiere bastante bien.

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