Al por fin ser consciente de que he nacido con una sensibilidad fuertemente desarrollada y, por eso mismo, una inseguridad hacia todo aquello que creo, por decirme a mí misma que puede ser más bello aún, comencé a odiar ciertas artes creativas, que en estos tiempos y en algunos sectores, creía empezaban a eclipsar a la pintura, mi pasión y mi profesión.

Al pasar el presente en segundos conocía a “artistas”, así llamados por ellos mismos, que cada vez  me creaban más desazón. ¿Tendré que dejar mi sentir por pura plástica?… ¡solo veo dinero plasmado en estas obras ¡ Obras de factorías , repetibles. Carcomía mi mente el pensar que una situación de sensibilidad absoluta de un segundo, un estado, se podría copiar miles de veces y ofrecerlas al mundo sin ser irrepetibles, sin el sentimiento del momento que lleva la obra en su ser.

Siempre me gustó más saber de la vida de un artista que de su propia obra. Lo vivido deja huella a largo plazo y acaba forjando tu futuro sin, a menudo, enterarnos y así lo han dejado plasmado tantos y tantos artistas, dedicados a distintas artes. Ahora hablo de artes y artistas con mi libertad de pensamiento, gracias a gente que compartió y departió conmigo.

Me introdujeron en su emoción que va directa a su sentimiento, seguida de su cerebro. En mi caso, ésta sigue yendo a la imaginación sutil de pintora; en el suyo a lo más profundo de su retina como artistas de la fotografía. Como un punto de mira, se acerca aquello que está donde nadie ve. La profundidad de mi sentir la llevo a un pincel, a una espátula, a un lienzo…la profundidad de su sentir la atrapan en su máquina registradora de sentidos. Miramos tan distintos elementos con la misma pasión, respeto, admiración y estudio.

Al fin y al cabo, recordar e imaginar es lo que forja nuestra mente. Inés y Belén (F4) me han dado un nuevo pensar…la ciencia es un nuevo estímulo para la mente.

Ahora veo que, dependiendo del individuo, la fotografía no está eclipsando a la pintura.