Los indignados siguen ocupando la plaça Catalunya. Aunque el número de concentrados es menor y la presencia mediática ha decaído, sus actividades siguen siendo frenéticas. La última –a parte de solidarizarse con todas las acciones de protesta de colectivos que ven mermados sus derechos, proponen que el lunes se saquen masivamente 155 euros de los bancos. Paralelamente surgen voces que se plantean como acabar la acampada para dar paso a otras acciones que mantengan vivo el movimiento (como la manifestación convocada para el 15 de junio y que pretenden que acabe ante las puertas del Parlament.

Mientras siguen en la plaza, las autoridades se plantean un problema de orden público. El sábado el Barça juega la final de la Champions y  tradicionalmente tanto la fuente de Canaletas como la Plaça de Catalunya es el lugar que tradicionalmente eligen los aficionados para celebrar una  posible victoria. En estos casos es habitual que un grupo de los llamados antisistema provoquen incidentes.

La asamblea de los indignados pide que se respete “a los culés y no tengamos miedo, ya que sólo querrán celebrar la posible victoria de su equipo”, para ello piden “tranquilidad y serenidad, que no pasará nada, ya que siempre son los mismos cuatro gatos los que aprovechan las aglomeraciones para conseguir movilizar a la policía”.

Desde el Ayuntamiento han intentado que la posible celebración de la Champions se celebre lejos de la citada plaza y por ello han montado una pantalla gigante en los jardines del Paseo de Sant Joan, mientras el Barça hará algo similar en el mini-estadi. Pese a todo el candidato a la alcaldía Xavier Trias ha ofecido  al aún alcalde Jordi Hereu todo su apoyo y le ha instado a que resuelva la situación “por que la acampada no se puede prolongar indefinidamente”.

Sin embargo en la ciudad no se vive la final de la Champions con la fiebre de hace dos años, cuando no se hablaba de otra cosa. Parece que se teme a los nuevos recortes que el Govern de Artur Mas después que se siente respaldado en su gestión por lo que él califica de “mayoría silenciosa” que le ratificó en las municipales las decisiones de su gobierno. Por otra parte está la delicada situación interna de partidos como el PSC y ERC y el debate si se ha de respetar que logren alcaldías los partidos que han basado su programa en tesis xenófobas o se ha de hacer un frente común para evitar su llegada al poder. Por ello la final del Barça, de momento, queda en segundo plano, al menos hasta el sábado.