Todavía con discrepancias una día antes de la cumbre de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que se celebrará en Viena, los miembros de este cártel intentan aúnan posiciones con el objetivo de refrendar el acuerdo previo alcanzado entre Arabia y Rusia. Ambos países proponen mantener la reducción de la producción pactada el pasado noviembre -1,8 millones de barriles al día- y extenderla durante nueve meses, hasta marzo de 2018.

En este contexto, el precio del barril de Brent cotiza por encima de los 54 dólares, superando el bache que el petróleo inició hace un mes. En una línea similar se mueve el West Texas y otro tipos de crudo.

En esta evolución ha tenido un peso significativo el citado acuerdo ruso-saudí, que tiene doble relevancia: Rusia es el mayor productor mundial y Arabia es el principal exportador. Además los saudíes, pese a la oposición que encuentran en miembros de la organización como Irán, arrastra a una mayoría de miembros del cártel en sus proposiciones y en las resoluciones que después se adoptan en las cumbres.

Las diferencias en esta jornada previa se centran en el periodo de extensión de la reducción del bombeo, algún país prefieren acortar ese plazo a seis meses o incluso a tres, para analizar los resultados y tomar o no medidas adicionales. Por el contrario, Kuwait estima que sería más impactante en el mercado llevar la reducción de la producción hasta finales de 2018.

Los mensajes que lanza la OPEP y Rusia han limitado el efecto de las declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump que anunció ayer 23 de mayo su intención de sacar al mercado la mitad de las reservas de petróleo de su país, que están establecidas en 687,7 millones de barriles. Propone además aumentar los ingresos para reducir el déficit con la concesión de licencias de exploración en el Refugio Nacional de Vida Salvaje del Ártico, en Alaska, un área hasta ahora protegida en la que se calcula que existen reservas por 12.000 millones de barriles de crudo.