Elegantes, informales, en patios interiores, urbanas… y con distintos sabores del mundo. Llega la hora de maridar gastronomía y buen tiempo. ¿Dónde? Aquí os damos unas cuantas pistas…

Comala. En plena plaza de la Lealtad encontramos un espacio en el que saborear una cuidada cocina de fusión con matices mexicanos a través de una carta apetecible. Su agradable terraza, con capacidad para 30 personas, tiene una ubicación privilegiada, entre los edificios del hotel Ritz y La Bolsa. Está perfectamente acondicionada para estos días primaverales en los que el calorcito nos anima a comer fuera. Quienes se dejen caer por Comala, no pueden perderse sus tacos o sus chipirones rellenos de huitlacoche con arroz basmati y muselina de coco, auténtica fusión para el paladar. Para beber cuenta con una amplia oferta de coctelería donde destacan sus micheladas y ricas margaritas.

Jota Cinco. Sus puertas llevan abiertas desde 1970 y hoy sigue siendo un punto de referencia en la calle Alcalá. Con un aspecto mucho más moderno tras su renovación, aunque conservando algún rincón intacto, Jota Cinco mezcla la tradición y el buen hacer con la innovación tanto en los espacios como en su cocina. Su barra es perfecta para disfrutar de suculentas tapas y raciones, como las croquetas cremosas, la tortilla de patatas melosa o su premiada ensaladilla rusa, pero la estrella durante todo el año, y más ahora que llegan los días agradables, es su terraza cubierta. Tienen parking propio para clientes y todos los días ofrecen un gastro-menú.

La Rollerie. Aunque ya cuentan con seis locales el de Alcalá de Henares, que lleva abierto medio año, ya se ha hecho un nombre en la bulliciosa y céntrica calle Mayor de la ciudad de Cervantes. En este tiempo, el restaurante ha conquistado el paladar de sus clientes con una extensa y divertida carta con platos como las brochetas de pollo o el tartar de salmón ahumado, las tapas pensadas para compartir o los postres como sus famosos rolls de canela. Además, hay hasta trece desayunos diferentes y cuatro tipos de brunch que pueden tomarse todos los días de la semana. Esta oferta se puede disfrutar en su terraza aclimatada, situada en un cuidado patio interior que transporta a una plaza de La Toscana presidida por una bonita fuente que invita a la tranquilidad.

Las Uvas Dulces. En pleno centro de la capital y en una de las calles más tranquilas de Madrid, se encuentra un restaurante con cocina non stop de la cual salen riquísimos entrantes, pizzas artesanas, carnes, pescados como sus famosos soldaditos de Pavía o tartas caseras… Sus propuestas se pueden disfrutar en su terraza situada en la misma calle peatonal en la también se puede tomar una caña fresquita, una copa o alguno de sus cócteles.

Los Galayos. Un clásico capitalino imprescindible. Fundado en 1894, este restaurante se encuentra en un escenario impresionante: la Plaza Mayor. La historia se recorre a lo largo de su carta con recetas de la cocina castellana. Son ampliamente conocidas sus dos terrazas, una cubierta, en la calle Botoneras, y la otra abierta, en plena Plaza Mayor estupendas para tomar un descanso en pleno centro de la capital disfrutando de la calma del Madrid de los Austrias y de alguno de sus clásicos como los torreznos ibéricos, las puntillitas con huevo de corral y pimientos, su rica ensaladilla rusa o el cochinillo asado a baja temperatura con su guarnición.

Oribu. Este restaurante acaba de cumplir tres años con una base asiática revestida con técnicas e ingredientes del lejano Oriente, toques de América y, por supuesto, también españoles. Una deliciosa mezcla que va más allá de la propia fusión y que ha sido desarrollada por el tándem formado por el empresario Iván Zhan y el chef Armando Justo. De su cocina salen platos como el tataki de pez mantequilla, soja dulce encebollada, jalapeño oroshi, el okonomiyaki de cangrejo soft shell en tempura crujiente, huevo frito y salsa japo, o el dim sum de ternera lechal y puerro. Su terraza se situada en la plaza del Rey, un rinconcito pegado a la Gran Vía.