La de este año 2017, es la séptima edición en la que participa la firma relojera suiza, Swatch, como patrocinador oficial de la Biennale di Arte di Venezia. La mayor muestra de arte contemporáneo del mundo que permanece siete meses abierta en una misma ciudad y que va por su edición 57.

A Venecia hay muchos motivos por los que ir, pero el reclamo de la Biennale es muy poderoso. La ciudad de los canales está tomada, literalmente, por el arte hasta el 26 de noviembre. Aunque la Biennale tiene dos centros neurálgicos; el Giardini y el Arsenale, lo cierto es que las fachadas de las casas particulares, las calles, los centros de exposiciones, los palazos, los hoteles y comercios, todo, está plagado de arte.

Si algo distingue a Swatch es por haber democratizado el uso del reloj. Por 50 euros tienes una pequeña máquina de precisión suiza en la muñeca y además, le añade arte, locura, diversión, color y formas. De ahí que una de sus contribuciones al arte sea apoyándolo, en forma de patrocinio de esta interesante muestra expositiva veneciana. En esta edición, que ha sido criticada porque algunos especialistas han considerado que tenía menos nivel, han participado, entre el Arsenale y el Giardini, 130 artístas. Tan sólo hay dos españoles, la instalación de Jordi Colomer en el pabellón español situado en el Giardini y los tapices de Teresa Lanceta, en el Pabellón de las tradiciones en el Arsenale. Decir que la entrada para los dos espacios, que están a diez minutos de distancia andando, cuesta 25 euros y cierran los lunes. El Giardini, es un enorme parque, situado en un extremo de la isla, en el que hay pabellones de ladrillo representando a diferentes países. España, Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón, Rusia, Finlandia, Australia y hasta Venezuela, tienen base fija allí. El Arsenal es una zona portuaria pegada a las instalaciones militares de la marina, en la que enormes naves alojan las muestras artísticas. El pabellón Italiano no dejará indiferente a nadie y más de uno tardará un tiempo en olvidar lo que allí vió. El de Rusia es impactante y muy laborioso. El de Venezuela y el de Finlandia pueden pasarlos por alto y el de Gran Bretaña, quizás, en un espacio mayor, podrían haber metido tanto dentro. El de Estados Unidos es más interesante por su concepto que por su resultado y el de Japón, dadas las colas para entrar, genera una ilusión que no está a la altura de lo expuesto. El de Corea es curioso y muy acorde con la realidad. El de España, es tan  reivindicativo, tan obvio, tan…, que puede defraudar.

Swatch, además del patrocinio, también participa con exposiciones en los dos espacios. En el Arsenale expone las obras creadas por tres artistas que han estado viviendo y creando en la Casa del Arte que la empresa tiene en Shanghay donde ejercen de mecenas de artistas. En la zona del Giardini, cuentan con la instalación del inglés, IAN DAVENPORT, “Giardini Colourfall” es su instalación creada para Swatch Faces 2017. Con unas medidas de 3,8×14 metros, un enorme panel de aluminio presenta una secuencia rítmica de más de mil colores. Todos ellos caen libremente desde arriba, dejando trazas cromáticas verticales en el panel y terminando en la base como si la pintura quedara desparramada del goteo al pintar el enorme mural. Coincidiendo con la Biennale, el propio Ian Davenport y para la colección Swatch Art Specials, ha creado el reloj WIDE ACRES OF TIME, que será un objeto buscado por los coleccionistas de la firma y que además, es muy divertido porque está lleno de rayas de colores, como la obra creada para la Biennale. Trabajar sobre el que podría ser “el lienzo más pequeño del mundo” ha sido una nueva experiencia para el artista. Según Davenport; «he llevado mi práctica a una nueva perspectiva y me ha hecho pensar en mi nuevo cuerpo de trabajo. Es mucho mejor cuando uno está trabajando en un proyecto que te empuja a un área distinta a la que no es posible anticiparse, lo que es genial porque es algo que siempre estoy buscando».