Con veinticinco años a sus espaldas, Yllana se ha convertido en toda una factoría teatral. Referencia ineludible del teatro cómico español, el grupo formado por Marcos Ottone, Juan F. Ramos, Joe O’Curneen, Fidel Fernández y David Ottone, no solo produce, crea y distribuye sus propias obras teatrales, sino que también dirige los espectáculos de otras compañías, gestiona su propia sala teatral, representa a actores, produce otros formatos, como televisión o eventos, y hasta se encarga del día a día de una escuela municipal.

Es, en suma, una gran empresa teatral. Y esta condición se manifiesta también en otra faceta dentro de su proceso de diversificación. Los autores de 666, The Gagfather, Brokers o Muu!, han sabido rodearse de actores afines a sus planteamientos. Y que defienden como nadie el menú servido por esta importante empresa cultural. Este es el caso de Chefs, una de las últimas creaciones de Yllana en torno al mundo de la alta cocina, que ahora vuelve a las tablas del Alfil, donde permanecerá hasta el próximo 13 de agosto.

Humor gestual

Fieles a su estilo, Yllana sazona este Chefs con sus ingredientes habituales; esto es, contacto directo con el público y humor gestual. Una receta exitosa que viene además apoyada en un gran sentido del ritmo y en esa sensación de facilidad que esconde todo montaje bien engrasado, donde la coordinación entre sonido, luces e intérpretes debe ser perfecta. Y esta lo es.

Además, Chefs incluye algunos toques de magia que ayudan a incrementar esa impresión de ligereza y de sorpresa continua, uno de los rasgos diferenciales que caracterizan toda la producción de la veterana factoría.

A lo largo de hora y media, los sketches se suceden, acercando al espectador, no solo a las diferentes cocinas del mundo – Francia, Oriente, Italia – sino también el drama de los encumbrados cocineros cuando se encuentran en riesgo de perder una de sus codiciadas estrellas Michelín.

En este sentido, hay que destacar por su brillantez algunas escenas, como la visita del crítico al restaurante, así como las evoluciones de un tronchante cocinero oriental, encarnado mediante un títere; sin olvidar la magnífica aparición, al inicio de la obra, del cocinero estrella, acosado por los flashes de los reporteros. Un efecto este, el de sugerir los hechos que suceden fuera del escenario, que se repetirá más adelante, siempre con gran acierto, en el transcurso de esta obra.

Finalmente, destaca la magnífica comicidad de los actores, César Maroto, Carlos Jano, Rubén Hernández y Susana Cortés, brillantemente adaptados a la clave del humor gestual que maneja la compañía, productora y distribuidora madrileña.

Una ocasión estupenda de degustar un nuevo plato de los maestros del humor gestual.

No se la pierdan.