Hace 50 años la manufactura relojera suiza Piaget, marcó el hito de hacer el reloj más plano del mundo. Su grosor era de 2 milímetros, lo nunca visto. Estamos hablando de una pieza de precisión que atrapa el tiempo gracias a que una media de 160 piezas de oro, platino o rodio, el número de piezas oscila según el modelo y la complicación que lleve, se ensambla con tal precisión y minuciosidad que lo convierten en algo ligero, plano y único. La hazaña la han conmemorado con un reloj automático, llamado Altiplano.

En 1874 nacía Piaget, en el pueblo de Cóte-aux-Fées en lo más remoto de las montañas suizas de Jura a 123 kilómetros de Ginebra. En los bajos de su casa George Edouard Piaget abría un taller especializándose en movimientos extraplanos. Su hijo Timothée sigue con el negocio pero serán los nietos del fundador; Gérald y Valentín los que al quedarse pequeño aquel taller inicial toman la decisión, estamos en 1945, de ampliar las instalaciones. Sin irse muy lejos, tan solo cruzando la calle, construyen un edificio de cuatro alturas con grandes ventanales con vistas al impresionante valle con pistas de esquí. Así los 100 operarios actuales, entre ellos tres españolas, pueden trabajar con luz de día. En la manufactura comienza la jornada a las seis y media de la mañana hasta las cuatro de la tarde. De esas instalaciones salen 20.000 movimientos al año. Por supuesto, tienen una abultada lista de espera. Anualmente hacen ediciones limitadas e incluso, únicas, por ejemplo, las dedicadas al jazz o a las ciudades, con su caja esmaltada.

Este año, uno de esos preciados objetos únicos, se ha vendido en Alicante por una cantidad que ronda los 400.000 euros y es que se necesita entre un día y seis semanas para ensamblar un movimiento, se hacen controles durante tres semanas para comprobar que todos los relojes funcionan perfectamente y absolutamente todas las piezas se crean en la propia manufactura. Se cuidan tanto los detalles que todos los relojes llevan el escudo heráldico de la familia. Los Piaget tuvieron un antepasado que combatió para la monarquía francesa y fue gratificado con el escudo de armas que llevan grabados los relojes.

Desde 1988 Piaget pertenece al grupo del lujo Richemont pero su base sigue en el mismo lugar en el que empezó en la Coté-aux-Fées y sus iconos perduran más allá del tiempo que capturan; Polo, Emperador o Altiplano son objeto de culto. Este valle tiene mucho que ver con el resultado, es un lugar que huele a hierba, donde se escucha el ruido del tractor arando la tierra y donde parece que por aquí no pasó nunca la crisis. Hace poco el grupo lanzó una oferta de trabajo de 1900 puestos. Reconocen la dificultad para encontrar mano de obra especializada aunque sean sueldos a partir de los 4.000 euros.