Hemos asistido al primer intento fallido de las Bolsas europèas por enderezar las cosas. Han subido durante un buen rato, pero al final han sembrado dudas.

Conste que no hablo de unas pocas dudas, hablo de dudas con mayúsculas. Son muchas las veces que el Dax ha rebotado contra el mismo techo y eso empieza a alarmar a más de uno:

Ahí lo tienen, ha sido llegar a la zona de ruptura y venirse abajo.

Sí, me dirán que ha sido por culpa de las tecnológicas, a las que han metido un nuevo bajonazo al saberse que el veto migratorio de Trump ha quedado parcialmente aprobado, pero es que ya me contarán qué tiene eso que ver con Europa.

Ya, también me contarán que el petróleo ha vuelto a tener un día negativo y yo insistiré en algo que es tan evidente que se cae por su propio peso: el petróleo barato siempre ha sido bueno para Europa y ahora parece malo porque no se genera inflación, pero la culpa de que no se genere inflación no está tanto en el precio del petróleo como en la escasísima presión alcista de los salarios.

Es una componente psicológica que va camino de convertirse en un problema de primera magnitud. La crisis nos ha concienciado de que es mejor un trabajo mal pagado, incluso indigno en cuanto a relación esfuerzo/retibución, que ningún trabajo.

En román paladino, las tragaderas de los trabajadores han aumentado considerablemente con la crisis. Los que han sufrido el paro aceptan volver a trabajar por salarios que hace unos años no hubieran aceptado en ningún caso. Y los que no han perdido el empleo aceptan rebajas salariales bajo la amenaza de sus empresas de que hay que ganar competitividad para no echar el cierre.

Nos cuentan lo del petróleo y se quedan tan contentos, pero es una auténtica cortina de humo para tapar los ñroblemas principales, aquellos que el BCE sigue con preocupación ante la completa inacción de los Gobiernos.

Luego vendrán los lamentos cuando empiecen a subir los tipos de interés y cada cual tenga que sostenerse con sus propias fuerzas. Y con una fuerza laboral acomplejada y mal pagada no se llega demasiado lejos. Tiene tanto miedo que ni consume…

En fin, volvamos a los gráficos, en este caso el del Ibex:

El perfil de la vela de hoy no es tan malo como el de la vela dejada por el Dax, pero bueno tampoco es, la verdad. El selectivo español parece divertirse mucho en ese juego de rebotar contra el soporte y un día vamos a tener un disgusto…

Al cierre, el Dax avanzó un 0,29%, el Ibex un 0,62%, el CAC un 0,56% y el Eurostoxx un 0,59%.