Torrens, Asensio, Nadal, mallorquines en el podio

27/06/2017

Luis Sánchez Merlo.

Luis Sánchez Merlo

Casi un año después de la plata en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, las “otras guerreras” nos han vuelto a dar otra alegría. Y es que la selección femenina de baloncesto se ha llevado el Eurobasket tras aplastar a Francia en la final.

Con este trabajado triunfo, las chicas del baloncesto han hecho méritos de sobra para recoger un día, en el Campoamor, el Princesa de Asturias de los Deportes, con el que este año ha sido galardonada la selección de rugby de Nueva Zelanda.

Y con ese reconocimiento, se premiará, también, la mentalidad insaciable de un grupo de mujeres, liderado por la espigada Alba Torrens, alero de la selección española.

Alba Torrens, MVP Eurobasket

Torrens nació, en 1989, en Binissalem, un pequeño municipio mallorquín de 8.000 habitantes, conocido por sus buenos vinos. Procedente de una familia de marmolistas, forma parte del trio de deportistas de la isla, junto a Rafael Nadal y Marco Asensio, que se aplican, con esfuerzo, humildad y carácter por llevar a España al podio donde suena -sin silbidos- el himno nacional.

Uno reina en la tierra –polvo de ladrillo, como les gusta a algunos-; otro en el césped. Alba Torrens prefiere el parqué.

Sin embargo, la mejor jugadora del Eurobasket tenía otro sueño de pequeña. Quería jugar al fútbol, como Marco Asensio, continuando los pasos de su padre, Miguel Ángel, que jugó en Tercera División con el equipo de su pueblo. Alba iba a verle todos los domingos. Pero el rumbo cambió cuando su profesor de Educación Física le propuso fichar por el Club Inca. “No, yo quiero jugar al fútbol”, contestó la jugadora. Tan sólo tenía siete años.

20 años después de aquello, Torrens se ha convertido en la una de las mejores jugadoras de baloncesto del mundo. Pero los halagos no han servido para diluir sus valores, aquellos que le transmitieron sus padres. “Si no lo intentas, nunca lo sabrás”, le aconsejaba su padre. Unos valores que algún ex seleccionador nacional ya destacó en su momento: “No es fácil encontrar muchas grandes jugadoras con su forma de ser, humildad, capacidad de trabajo y con esa sonrisa que hace que todo lo que hace parezca más fácil de lo que realmente es”.

Resulta curioso observar que estas virtudes –la ausencia de egoísmo, el esfuerzo diario, la entrega incondicional, la humildad, etc.-. están presentes en los tres ases mallorquines.

Rafael Nadal ha llevado a España, con agallas y carácter, a lo más lejos. Tras haber sido el número uno  (y hay probabilidades de que lo vuelva a ser, después de Wimbledon), hace unos días conquistó Roland Garros por décima vez.

Hasta la fecha, ningún tenista había conseguido tal mérito. Ha tenido que ser un mallorquín quién vuelva a plantar la bandera española en el corazón de París. Para quienes tuvieron la suerte de ver la final, allí estaba presente la misma lucha, idéntico sacrificio al que Nadal desplegó cuando lo ganó por primera vez. También la misma ilusión. Jamás ha ocultado su satisfacción al escuchar el himno español mientras ondea la bandera rojigualda.

Marco Asensio es un jugador joven que mantiene la cabeza fría, a pesar de haber sido decisivo para que su equipo haya ganado la Liga y la Champions. «Los elogios no deben pasarme por encima”, expía ya el jugador del Real Madrid y de la selección española, ahora decisivo en el Europeo sub-21. Asensio es un fruto recién salido de la hierba y tiene el gen ganador para ser un líder.

Torrens, Nadal y Asensio comparten, más allá de su lugar de origen, fortaleza de ánimo, humildad, capacidad de sacrificio y garra.

Un trío de mallorquines cosechando podios para España.

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