Los contratos inferiores a una semana representan ya la cuarta parte del total de temporales

27/06/2017

Luis M. del Amo. Los jóvenes dejan de ser los principales afectados por este modalidad contractual en boga.

La recuperación, en términos de contratación, tiene una base. Y esa es el contrato ultracorto, inferior a una semana, en que se apoyan actividades como la floreciente hostelería, pero también la industria y los servicios administrativos. Además, y esa es otra diferencia, su uso se ha extendido. Y no afecta ya principalmente a los más jóvenes, ni a las mujeres.

Los contratos inferiores a siete días ganan peso en el panorama laboral español. Representan ya un 25% del total de los temporales; es decir, siete puntos más que antes de la crisis, en 2007, cuando eran un 13%, según los datos del ministerio de Empleo que maneja la patronal de empresas de trabajo temporal Asempleo.

El auge de los contratos ultracortos se produce a pesar de la penalización que rige sobre esta modalidad contractual, que debe pagar un recargo del 36% en las cuotas por contingencias comunes que los empresarios abonan a la Seguridad Social, con la excepción de los contratos de interinidad y los del régimen especial agrario.

Sin embargo, el recargo no parece afectar al uso de esos contratos ultracortos, que se refleja además en otro indicador, como es la duración de los contratos sellados. En la última década la duración media de los contratos temporales firmados se ha reducido en casi un mes, desde los 82 días de media en 2007, hasta los 54 días actuales, con datos del primer trimestre.

La hostelería copa la microcontratación

Por sectores, los datos muestran que la mayor parte de los contratos inferiores a siete días se dan en la hostelería, un sector en auge gracias al boom turístico y que acumula un 30% del total de estos contratos; a pesar de que, en conjunto, este sector solo representa el 16% de la contratación general.

Le siguen, sin embargo, otras ramas que en principio ofrecen una ocupación más estable, como son la industria y las actividades administrativas, con un 12% del total de estos contratos cada una.

Otra diferencia con respecto a los años anteriores a la crisis se encuentra en la edad de quienes firman estos contratos. Si en 2007 los jóvenes, menores de 25 años, copaban un 33% de los contratos inferiores a una semana, en la actualidad su utilización se ha generalizado y son las personas entre 25 y 34 años quienes firman un tercio de estos contratos, mientras que el peso de los jóvenes ha descendido hasta el 20%.

Un 60% de los contratos inferiores a siete días los firman personas entre 25 y 44 años.

Además ahora, la contratación ultracorta afecta más a los hombres que a las mujeres, al revés que al inicio de la crisis, cuando un 57% de ellos eran firmados por mujeres, mientras que ahora un 53% los firman varones.

Por último, esta contratación afecta cada vez más a personas con baja cualificación; si antes de la crisis eran un 13% del total, ahora son un 25%.

Para Asempleo, la presencia de las ETT en el segmento de temporalidad de corta duración se mantiene “demasiado baja respecto a lo que sería deseable”, con una tasa de penetración del 26% para la media española.

“Una mayor presencia de las mismas permitiría gestionar este tipo de contratos de manera más eficiente y contribuiría, incluso, a ajustar la tasa de temporalidad”, asegura su presidente Andreu Cruañas.

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