A las Bolsas europeas les pesa un euro fortalecido por la verborrea de Draghi. La moneda única se ha disparado y la deuda está sufriendo lo indecible.

Europa siempre tiene al enemigo en casa y desde que Draghi está al frente del BCE más aún. La incontinencia verbal de este sujeto y su absoluta despreocupación respecto a los efectos que pueden causar sus palabras nos han dado ya más de un disgusto y en eso estamos de nuevo.

Parecía que en los últimos tiempos tenía la lección aprendida y cada comparecencia tras las reuniones del BCE era un ejercicio de ‘me preocupa la ausencia de inflación’ y ‘no van a subir los tipos de interés a corto plazo’. Pero parece que cuando no es en la sede del BCE al italiano se le calienta la boca y se deja llevar.

Y el otro día sugirió que la ausencia de inflación va camino ya de dejar de ser un problema. Solo con esto abrió la caja de los truenos. Aunque sus voceros en el BCE se apresuraron a subrayar que el mercado le había malentendido, dijo lo que dijo y eso no deja lugar a la interpretación. Si el problema era la no inflación y se va disipando, es normal que el mercado crea que estamos más cerca que hace unos meses de que los tipos de interés suban.

Pero tiene efectos colaterales que un tipo en un puesto como el de Draghi debería conocer mejor. Resulta que para subir los tipos hay que terminar con la QE y si eso ocurre, el BCE va a dejar de ser comprador de deuda de forma que deja de haber un ‘seguro de vida’ en el mercado.

El resultado es una venta agresiva de deuda por parte de los inversores. Muchos están ahí porque saben que el BCE rebañarà todo lo que salga, pero si va a dejar de estar empiezan a valorar el riesgo de otro modo y prefieren deshacerse de algunos pepelones a toda velocidad.

En el mercado se teme que las señales que están dando ya varios bancos centrales estén en realidad anunciando un endurecimiento de las polñiticas monetarias en todas partes. En la Eurozona, en Gran Bretaña, en Noruega, en Canadá, se habla de Suecia e incluso de Japón…

Vamos, que hay un pequeño terremoto, o grande, depende de como se mire. Para las Bolsas parece un gran terremoto porque vienen tocadas del ala y no encuentran la tranquilidad necesaria. No es de extrañar que hayan vuelto a las andadas en Europa. Hay miedo de que las cosas se pongan muy duras y los índices se han despeñado.

Al cierre, el Dax ha perdido un 1,83%, el Ibex un 1,60%, el CAC un 1,88% y el Eurostoxx un 1,82%. Y esto puede que no haya hecho más que empezar, que al otro lado del charco las tecnológoicas vivien su propio calvario…