Treinta años del primer caso de una persona infectada por el virus del sida

01/06/2011

José María Fernández-Rúa.

El próximo domingo, 5 de junio, se cumplen treinta años del primer caso detectado y reportado de una persona infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida. No hay que confundir con el primer caso de sida detectado, que fue el 1 de diciembre de 1981. Desde entonces millares de científicos se involucraron en una lucha sin cuartel contra este agente patógeno que ha matado a millones de personas en todo el mundo, para conseguir fármacos eficaces que erradicasen la infección y también una vacuna, ya fuera terapéutica o profiláctica. El primer paso ha sido un éxito. Una batería exhaustiva de medicamentos de primera, segunda y tercera generación, denominados antirretrovirales, están a disposición de los hospitales de los países desarrollados.

Con más timidez, van entrando estas drogas en el Continente negro, de la mano de la compañías multinacionales de cualquier actividad que trabajan allí. A pesar de todo ello, la infección por el virus VIH se ha transformado en crónica en los países avanzados, como España, pero sigue siendo sinónimo de muerte en los subdesarrollados o emergentes. Un dato puntual, muy gráfico, para apoyar esta afirmación es que, según la Organización Mundial de la Salud y Naciones Unidas, actualmente conviven con el VIH más de 33,3 millones de personas en todo el mundo, de las que 22,5 millones subsisten en el África subsahariana.

Con motivo de este trigésimo aniversario, en Nueva York tendrá lugar, entre los días 8 al 10 de junio una reunión de alto nivel sobre el sida, convocada por Naciones Unidas, para hacer una revisión de los logros alcanzados tras la Declaración de Compromiso sobre el VIH/sida de 2001 y la Declaración política de 2006. No se hablará de ciencia en esas sesiones. Y es una lástima porque en estas tres décadas se ha avanzado mucho en la compresión de la patología molecular de este agente infeccioso que tiene una tasa altísima de variabilidad genética. Esto quiere decir que en un seropositivo existirán, en cada momento, todas y cada una de las mutaciones posibles de un genoma del ácido ribonucleico del virus VIH.

En un rápido repaso a los avances que se han producido, desde un punto de vista meramente científico, frente a la infección de este retrovirus, hay que resaltar que solo siete años después de ese primer caso en “Nature”  investigadores estadounidenses explicaban que el proceso infeccioso del virus de la inmunodeficiencia humana es extremadamente dinámico, hasta el punto de que a las pocas semanas de administrarse tres fármacos (los únicos que existían entonces: AZT, D4T y 3TC) aparecían millones de partículas virales resistentes a la acción de esos medicamentos. El arsenal terapéutico ha ido creciendo, afortunadamente, hasta el punto que los clínicos, en los países avanzados, puede hacer decenas de combinaciones de drogas para disminuir la carga viral en el organismo y fortalecer el sistema inmune de los pacientes.

No me resisto a dedicar unas líneas a la vacuna contra el sida, en la que se lleva trabajando, al menos, desde el año 1983. Hasta ahora no se han cosechado más que fracasos, pero la investigación sigue adelante en un intento desesperado de encontrar un preparado que bien fortalezca las defensas del sistema inumne o que prevenga la infección del virus VIH. En este punto quiero recordar que si bien las partículas virales sobreviven un máximo de siete horas en la sangre de las personas infectadas, en el caso de que una de ellas penetre en la célula tardará más de sesenta horas en completar su diabólico proceso, que es destruir la célula y liberar una nueva generación de partículas víricas que propagarán la infección por el organismo. Por eso es fundamental conciliar la investigación básica con la aplicada si se quiere obtener una vacuna contra el virus del sida.

Para otra ocasión dejamos a los principales protagonistas científicos del sida, como el Nobel Luc Montagnier, el también virólogo Robert Gallo autor del descubrimiento de los retrovirus en seres humanos, el clínico David Ho y el español Jose María Gatell, el único que, desde el primer momento, se encuentra en todas las reuniones internacionales de prestigio sobre el VIH.

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