El comienzo de la semana en Wall Street se sumió en la levedad, con el peso de la caída del precio del petróleo pisando los talones de los principales índices neoyorquinos. Así, el Dow Jones perdió unas centésimas (-0,2%, hasta los 21.408,52 puntos) mientras el S&P500 (0,09%, las los 2.427,43 enteros) y el Nasdaqcapuraban unas leves ganancias (0,38%, hasta los 6.176,39 puntos).

La jornada comenzó en positivo, aunque en las últimas horas el principal índice de Nueva York no pudo evitar los números rojos. Las tecnológicas fueron las más débiles y se hicieron con los datos positivos registrados por las tecnológicas, para que al final el índice se quedara en signo negativo, aunque fuera por dos décimas.

En Wall Street todos están pendientes del mercado del crudo, que nuevamente vuelve a ceder terrero, mientras esperan que empiecen a llegar los primeros resultados de las principales compañías del país. El viernes será el gran día para conocer cómo les ha ido a los grandes bancos (como JP Morgan o Citigroup) que mueven sus acciones en el parqué neoyorquino.

Pero no son solo los resultados. También la Reserva Federal de Janet Yellen impondrá su ritmo al publicar su Libro Beige, preparatorio de la reunión prevista para el próximo 26 de julio. A ello se sumará el dato del IPC que sin duda marcará los siguientes pasos a dar por la Fed. Y la propia presidenta de la Reserva Federal comparecerá en el Congreso estadounidense el próximo miércoles, mientras que al día siguiente, el jueves, explicará a los senadores su política monetaria.

Con todos estos datos por conocer los diferentes sectores de Wall Street corrieron una suerte dispar: avanzó el tecnológico (1,97%), el de materias primas (1,02%), el energético (0,14%) o el industrial (0,10%), mientras que los descensos se produjeron en el sector  sanitario (-0,34%) o el financiero (-0,08%).

Walmart (-2,79%) lideró las pérdidas en el Dow Jones mientras las ganancias principales se dirigieron hacia Nike (1,31%).

Por su parte, el petróleo de Texas subía a 44,42 dólares, el oro avanzaba a 1.213,4 dólares la onza, la rentabilidad de la deuda pública a diez años progresaba al 2,374% y el dólar ganaba terreno al euro, que se cambiaba a 1,1401 dólares.