La presión migratoria es uno de los mayores problemas de los europeos. Los gobernantes no saben muy bien como afrontarlo sin romper el equilibrio de la balanza. Lo dijo el martes el experto en balanzas Juan Ignacio Zoido, que por algo es juez de carrera, para escurrir el bulto de los 49 subsaharianos desaparecidos en el mar de Alborán tras el naufragio de una embarcación neumática de la que sobrevivieron tres. Los gobiernos tienen muchas dificultades, dijo, para «mantener el equilibrio» entre la prevención de la xenofobia y el odio ultranacionalista de extrema derecha y la preservación de los derechos humanos de las miles de personas desesperadas que abandonan sus países huyendo del hambre, las guerras y la falta de medios de vida. Después de correr riesgos indecibles durante un tiempo más o menos largo (meses y años) para recorrer miles de kilómetros llegan a la orilla del Mediterráneo y a la fachada Atlántica frente a Canarias curados de espantos y sin que les importe jugarse la vida una vez más para cruzar y llegar como sea a la tierra de promisión, donde hay de todo, incluso derechos humanos.

Esas personas desesperadas son, según Zoido, las responsables de su trágico destino en manos de las mafias del tráfico y la trata de seres humanos, y no el Gobierno español ni el Ministerio del Interior, al que no se puede acusar de irresponsable por no evitar la muerte de algunos cuando lo cierto es que está salvando a miles, gracias al esfuerzo abnegado de Salvamento Marítimo, Cruz Roja, Guardia Civil y Policía Nacional. También de las ONG, añadió. Fechas atrás había acusado a las organizaciones no gubernamentales de ayuda a los inmigrantes de propiciar la entrada irregular y el «efecto llamada». Menos mal que esas ONG han participado en salvamentos en el Mediterráneo de más de 80.000 personas en los cuatro últimos años, que si no habría que ver lo que ese ministro, siempre mal interpretado, podría decir de ellas.

Lo cierto es que al señor Zoido no le agrada que le exijan responsabilidad por la falta de medios para salvar a los inmigrantes subsaharianos. La palabra «culpa» le provoca rechazo. La presidenta del Congreso, Ana Pastor Julián, rechazó incluso la formulación de la petición de comparecencia que formuló el dirigente de IU Alberto Garzón, obligándole a redactarla de nuevo por imputar responsabilidad al Gobierno en los naufragios de las pateras. Zoido no contestó a la diputada Eva García Samper, de UP, sobre cómo ocurrieron los hechos. ¿Fueron los guardacostas de la Armada Marroquí quienes embistieron contra la embarcación neumática y la hicieron zozobrar cargada de inmigrantes, mujeres y niños incluidos? Por boca del ministro nunca sabremos si los testimonios de los supervivientes son ciertos.

La proporción del drama humano –el «reto» político– es creciente. Los datos fríos demuestran el aumento de personas que huyen de África arriesgando sus vidas. Si están dispuestos a morir por el camino, podemos imaginar cómo será su vida allí. Tampoco en la crueldad militar de esos regímenes, la explotación de los recursos naturales y la miseria, los gobiernos europeos tienen responsabilidad alguna, faltaría mas. Los chinos y los estadounidenses sí, pero China y Estados Unidos están demasiado lejos para cruzar en patera. España está más cerca, a un tiro de piedra. El número de pateras socorridas por Salvamento Marítimo (Sosemar) fue de 464 el año pasado, con 6.726 personas rescatadas y un balance trágico de 16 muertos y 30 desaparecidos. En lo que llevamos de año van ya 19 fallecidos y 52 desaparecidos con un total de 304 pateras interceptadas y 5.800 personas rescatadas. Según Zoido «actuamos incluso en aguas marroquíes y los desembarcamos en puertos españoles». Eso para que vean la diligencia gubernamental.

Las cifras de Zoido no son completas ni rigurosas. Ignoran otros salvamentos. La socialista Esther Peña puntualizó que en los últimos meses han llegado más de 10.000 subsaharianos y que esas ONG contra las que carga el ministro han de pagar entre el 2 y el 10% del coste de la ayuda que proporcionan, es decir, de su «efecto llamada». Mientras, el Gobierno del PP ha eliminado el 90% de la ayuda directa y el 70% indirecta a la cooperación internacional con los países empobrecidos, especialmente en África. Pero no hay que desesperar. Todo puede mejorar, incluso para acoger a 500 refugiados sirios al mes, como ha anunciado la vicepresidenta Santamaría y el ministro Zoido no ha querido confirmar expresamente, pues todo dependerá de que Italia y Grecia agilicen los trámites de identificación para poder seleccionarlos. La patera o el muro trampista en este caso es «burocrático y de seguridad», como corresponde a la civilizada Europa.