De Chozas a Soto, penal de vacaciones

02/08/2017

diarioabierto.es.

 

Sin actividad parlamentaria que llevar al folio, las últimas noticias en la capital del reino son del todo judiciales y guardan relación con el esfuerzo de algunos prohombres para abandonar Soto del Real. Angel María Villar y su hijo Gorka lo han conseguido. Los hermanos González, Díaz Ferran, Sandro Rosell y Jordi Pujol Ferrusola, entre otros notables chorizos de cuello blanco, pasarán agosto en esa ciudad de vacaciones, una de las mejores cárceles de España en lo atinente a temperatura y comodidades. Sus 78.200 metros cuadrados están registrados con un valor oficial de 52,7 millones de euros por si, llegado el caso, algún inquilino pasado (por ejemplo, el sagaz inversor Luis Bárcenas) o presente, tiene interés en el inmueble y sus aledaños.

Fechas atrás saludé en la calle de Jovellanos, al pie del Congreso, al escritor José Manuel Caballero Bonald. Es bajito y mayor e iba tapado por varios acompañantes, todos más altos que él. No fue fácil verlo ni era cuestión de asaltarlo, pero le estreché la mano y le agradecí el «Examen de Ingenios», libro que recomiendo y que va ya por la tercera edición (Editorial Seix Barral). En las tres o cuatro páginas que dedica al filósofo José Ferrater Mora, autor del «Diccionario de Filosofía» y profesor la universidad Bryn Mawr, en Pensilvania, hace una referencia a Soto del Real, donde aquella institución educativa disponía de una casa y una finca a la que acudían a impartir cursos de verano el propio Ferrater, Caballero Bonald, José Luis Sampedro y otros profesores y escritores.

Allí la directora de la afamada institución educativa femenina (entre sus egresadas de distintas épocas figuran la escritora Marianne Moore, la actriz Katherine Hepburn y la banquera Ana Patricia Botín, presidenta del Santander) mandó construir una casita para Gloria Fuertes, quien se convirtió enseguida en una vecina muy apreciada del pueblo. Cada fin de semana instalaba su biblioteca infantil en la plaza del ayuntamiento de Soto del Real y repartía libros y versos a los niños. Con ocasión de su centenario, el consistorio, de mayoría socialista y con un técnico de hacienda de alcalde (Juan Lobato Gandarias) organizó varios actos sobre su vida y su obra.

En Soto del Real residió también cinco años el gaditano Caballero Bonald, quien llegó al acuerdo de no cobrar de la universidad a cambio de poder utilizar la casa de la institución docente. Ferrater Mora acudió a visitarle y pasaron un grato fin de semana juntos. En sus conversaciones salió a relucir la curiosa historia del topónimo del pueblo, que no se llamaba Soto del Real, sino Chozas de la Sierra, un nombre, al parecer, poco digno de ser cuna de un prelado. A petición de aquel vecino que iba a ser nombrado obispo y llegaría a cardenal, la corporación municipal decidió cambiarle el nombre. Era el año 1959 y Chozas tenía entonces 420 vecinos censados. Hoy Soto anda por los 10.000.

Añade Caballero Bonald que se comentaba por allí que en vez del acreditado topónimo del pueblo tenían que haber cambiado el defectuoso del obispo, que se llamaba –por chocante que parezca– Casimiro Morcillo. Obispo de Bilbao y primer arzobispo de Madrid, Morcillo llegó a ser presidente de la Conferencia Episcopal desde 1969 hasta su fallecimiento en 1971. Bajo su mandato nació la secta de «los kikos», Camino Neocatecumenal, obra de Kiko Arguello y Carmen Hernández. Hoy, al decir Soto del Real, nadie evoca a ningún purpurado arbitrista, sino una torre de vigilancia sobre una incubadora de maldades, traiciones y venganzas.  

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