La inseguridad en el transporte frena la incorporación laboral de la mujer

03/08/2017

Luis M. del Amo. Un informe de la OIT señala factores, como la religión, que reducen las probabilidades de que las mujeres accedan al trabajo.

La falta de un transporte seguro para trasladarse al puesto de trabajo aparece como el primer factor que frena a las mujeres de los países en desarrollo en su incorporación al mundo del trabajo. Así lo indica un informe elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) centrado en la situación del acceso de las mujeres al mundo del trabajo que se ha publicado hoy.

El transporte inseguro emerge a la cabeza en el listado de factores que “están impidiendo” la “aceleración” del movimiento de las mujeres hacia la emancipación laboral, según indica el informe titulado Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias del empleo femenino 2017.

Basado en una encuesta, el análisis realizado por los economistas de la organización internacional dependiente de la ONU estudia la situación del acceso de las mujeres al empleo remunerado en 142 países y territorios del mundo.

Entre sus conclusiones, el estudio indica que las mujeres tienen menos probabilidades de participar en el mercado laboral que los hombres. Si lo hacen, tienen menos posibilidades de encontrar un empleo; su acceso al empleo de calidad es más restringido; trabajan más horas; y suelen hacerlo a tiempo parcial, muchas veces de forma involuntaria, con más frecuencia que sus compañeros varones.

La necesidad de un transporte seguro

En los países en desarrollo, las mujeres consideran la falta de un transporte seguro como la principal dificultad a la que se enfrentan para poder trabajar. Así, el transporte inseguro reduce en más de 15 puntos la probabilidad de participación de la mujer en el mundo del trabajo.

Otros factores influyen de manera diferente en función del grado de desarrollo del país donde habite la mujer. En países ricos, emergentes y en los Estados árabes y del Magreb, la existencia de un cónyuge reduce las probabilidades de incorporación laboral de la mujer; en cambio, en los países pobres (en desarrollo), la relación se invierte, y tener un cónyuge aumenta en más de 3 puntos la probabilidad de trabajar de las mujeres.

En cambio, la pobreza individual actúa de igual forma en todo el mundo, y las mujeres en situación de pobreza extrema muestran mayor probabilidad de participación laboral en todas las regiones del globo; con mayor propensión a hacerlo en los países árabes y del Magreb.

Otro factor que reduce el acceso al trabajo de la mujer es la falta de servicios de atención a niños y dependientes; con excepción de los países pobres (en desarrollo), donde este factor incrementa las probabilidades de que una mujer trabaje fuera de casa.

Finalmente, la OIT, que pide a los Gobiernos un “enfoque integral” que favorezca la incorporación de las mujeres al mundo del trabajo, indica que la religión es otro de los factores que limitan la incorporación de la mujer al trabajo, especialmente en los países más pobres.

“En los países en desarrollo, la probabilidad de participar se ve reducida de manera considerable por la religión, un indicador indirecto de una conformidad con la función de género más limitante”, afirman.

“En los países emergentes y desarrollados, los resultados son mixtos: en algunos casos el efecto (de la religión) es positivo, en otros negativo”, concluyen.

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