‘Siglo de Oro, siglo de ahora’: Feliz didactismo

04/08/2017

Luis M. del Amo. El público en pie ovaciona el espectáculo de Ron Lalá sobre el barroco español.

Tras su enorme éxito con Cervantina y En un lugar del Quijote, la compañía Ron Lalá – surgida hace veinte años en Madrid, y con poco más de una década en el teatro profesional – y después de ganar un premio Max en su última edición, recupera ahora Siglo de Oro, siglo de ahora, una indagación humorística y musical en torno al barroco español, con felices conexiones con el mundo actual. Un delicia de espectáculo que el público, el pasado jueves en los Teatros del Canal de Madrid, premió, puesto en pie –con infrecuente unanimidad– con una cerrada ovación al término de la función.

Esta ovación del público madrileño homenajea no solo la magnífica versatilidad de sus actores, todos ellos destacados músicos y cantantes; sino muy especialmente la calidad de un texto que, en delicado equilibrio, combina con ingenio los registros culto y popular en esta folía compuesta por media docena de piezas breves a modo de entremés.

Con estos mimbres, el espectáculo entremezcla canciones con diálogos en verso, originales en su mayoría, y textos clásicos, en cuya contenido brilla por un lado una peculiar relación entre nuestra actualidad y el mundo del barroco español – especialmente el teatral–; y por otro un didactismo muy bien traído, que informa al espectador sobre algunos géneros muertos y que incluye la burlona utilización de códigos del registro erudito, como unas notas del pie que puntean con acierto la obra.

Espectáculo metateatral

Lejos de estorbar, este didactismo facilita claves al espectador para entender el espectáculo y su relación con nuestro pasado teatral más brillante, y acentúa ese carácter metateatral de la folía, que queda redimida de un riesgo arqueológico, no solo por su notabilísimo sentido del humor, sino también por su apelación constante y divertidísima al mundo actual. Un gran acierto, sin duda.

Así, con una una ágil puesta en escena, los actores – ataviados con calidad – evolucionan entre un escenario desnudo, con apenas los elementos imprescindibles para montar cada pieza, y las filas de la platea, a fin de lograr la implicación del público.

Y así lo hacen, entre risas, hasta llegar al aplauso final, después de repasar un puñado de momentos sobresalientes, como el aflamencado monólogo de Segismundo (Oh, mísero de mí…), la sorprendente conversión del inquisidor Torquemada, y en suma casi todas las piezas que se representan en la sala verde de los Teatros del Canal, con especial mención al memorable efecto conseguido gracias a la participación del público, en homenaje a la tradición teatral y al presente brillante que encarnan los chicos de Ron Lalá.

Un auténtico lujo, que permanecerá en cartel hasta el 20 de agosto. No se la pierdan.

¿Te ha parecido interesante?

(Sin votos)

Cargando...

Aviso Legal
Esta es la opinión de los internautas, no de diarioabierto.es
No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
Su direcciónn de e-mail no será publicada ni usada con fines publicitarios.