En todo el mundo, los mercados de renta variable cayeron, al igual que los rendimientos de los bonos soberanos, ya que los indicadores de volatilidad en todas partes se recuperaron fuertemente de los recientes niveles extraordinariamente bajos. 

 El dólar no se benefició significativamente de la repentina crisis de aversión al riesgo, ya que las tasas de interés estadounidenses descendieron y el índice de inflación de julio salió ligeramente por debajo de lo esperado.

 El movimiento más grande de la semana, sin embargo, vino del dólar de Nueva Zelanda. El kiwi se depreció fuertemente contra todas las demás divisas importantes, mientras el Banco de la Reserva de Nueva Zelanda intensificaba sus esfuerzos verbales para mantener su cotización.

 Aparte de los desarrollos geopolíticos impredecibles, esta semana proporcionará poca información nueva para mover los mercados. La inflación en el Reino Unido y la publicación de las actas de la última reunión, tanto de la Reserva Federal como del BCE, son los únicos acontecimientos interesantes entre las principales monedas.