El libro de Blair

03/06/2011

diarioabierto.es.

Tony Blair marcado por su prestigio blanco, que parece sumido en el perfil de un muchacho eternamente joven, ha escrito sus memorias y las ha presentado. Entrevistado por la periodista Ana Pastor, en Los Desayunos de La 1, ha dejado tres mensajes claros: el primero, que nada se arrepiente de la invasión de Iraq; el segundo, que de haber estado en su mano el asesinato de Osama Bin Laden, no lo habría dudado y, efectivamente, habría hecho lo mismo que el marine de los EE.UU. que le disparó a la cabeza; y, el tercero, que las manifestaciones del 15-M están muy bien, que lo que diga la calle está muy bien, pero que quienes tienen que decidir todo son los gobernantes.

En relación al 15-M, habría que preguntarse qué tipo de sistema estamos alimentando, uno en el que los ex presidentes están todavía más alejados de la ciudadanía, que ya es decir, que los nuevos presidentes. Si nuestra forma de gobierno aleja a los gobernantes de la población, no puede ser un sistema saludable. Claro que quienes tienen que tomar decisiones son los miembros de los ejecutivos. Pero lo que esta marea humana, en todas las diversas acampadas, está diciendo a gente como Blair, es que la manera anterior ya no nos sirve, que no se sienten representados por actitudes como la suya, con distanciamientos como el suyo, con hechos y políticas como las que llevó a cabo el Gobierno de Tony Blair. Un ejemplo claro fue la invasión de Iraq, de la que este sujeto dice no arrepentirse, y que entonces se llamó “guerra” erróneamente. Guerra es lo que ha sucedido ahora en Libia, por poner un ejemplo, cuando las fuerzas de Gadafi comenzaron a bombardear a la población civil y ésta, en legítima defensa, decidió responder al fuego con el fuego. Esto es una guerra. Aquello, simplemente, fue una invasión capitaneada por Bush y Blair, y muy jaleada por José María Aznar. Aquella historia, ya entonces, estaba lejos del sentir de los ciudadanos, pero ellos iban a lo suyo, iban a su invasión, a pesar de la calle, porque los ciudadanos no importábamos.

¿Legalidad internacional, para qué? Ya sabemos que Bin Laden es un asesino despreciable, pero si la solución va ser el diente por diente, ¿para qué queremos el Derecho? Tony Blair afirma que, de poderlo matar, lo habría hecho él mismo. Ya hemos leído el libro.

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