«No tinc por» es el grito de los barceloneses, de los catalanes, de los españoles desde que este jueves la furgoneta blanca de la muerte atravesara en zig zag La Rambla de Barcelona. Unidos como siempre; solidarios todo el tiempo y sin miedo y, a partir de ahora, hasta más valientes… pero también cosmopolitas, amantes de la libertad y de la democracia… Así somos. Y parece ser que eso es lo que les molesta a los yihaidistas. Deberían mirárselo en serio.

Desde este jueves hemos dejado de hablar de política. El dolor es más fuerte que la confrontación y Barcelona desde entonces somos todos. Igual que fuimos de Paris, Londres, Niza, Berlín… y Madrid y Atocha… o todos los lugares por donde su huella de muerte la banda terrorista ETA.

Pero Barcelona es más. Es el símbolo del juego limpio en unas Olimpiadas con las que se hizo famosa y puso su lugar en el mapa. Desde entonces se ha convertido en la tercera ciudad más visitada de Europa, después de Londres y París. Tal vez por eso… podíamos pensar que ha sido esta vez el foco de los terroristas. Pero no nos olvidemos que atentan donde y cuando pueden. Y Barcelona no tiene miedo, ni a la llegada de turistas, ni a acoger a todos quienes quieran buscar su futuro en ella. Por eso es cosmopolita y multicultural.

El dolor cada vez nos hace más fuertes porque el dolor causado por terroristas nos refuerza en nuestras ansias de libertad y democracia y consolida nuestra necesidad de estar unidos y saber que no estamos solos ante la barbarie de la sinrazón. Es por eso por lo que no debemos, no tenemos miedo… aunque lloremos de rabia, de impotencia, a que no entendamos ni tengamos respuestas al por qué… «no tinc por».