Dando el espectáculo

06/06/2011

Miguel Larrañaga. 06-06-2011

Me van a permitir que me salte hoy mis normas habituales referentes a tratar el mercado europeo como un todo y vaya directamente a por el desastroso Ibex español, porque el asunto tiene bemoles. Ha bajado un 1,24% y gracias, que podría haber sido más, alentado, según los expertos, por un nuevo comentario de una innombrable agencia de «rating» respecto a los temores de la deuda.

Señores, estos tipos ya saben que no son de mi confianza, pero si encima les damos alas, apañados vamos. El espectáculo del traspaso de poder autonómico y municipal está siendo de un barriobajerismo tan atroz que sobrepasa cualquier limite de lo imaginable.

Partiendo de la base de que es cierto que quienes llegan se encuentran con muertos debajo de la alfombra y que algunos huelen muy mal, convendremos que si se han presentado a las elecciones era precisamente para intentar heredar esos muertos, así que ahora deberían estar a la altura de las circunstancias y no dar cuartelillo fácil al pregonero.

Pero incluso si los recién llegado estuvieran calladitos, lo que no es presentable es sacar bolsas de basura con nocturnidad y alevosía en las vísperas del traspaso de poder. Las fotografías publicadas son más propias de república bananera que de país avanzado y, claro, nos van a tratar exactamente como lo que parecemos.

Una vez establecido este orden de cosas de república bananera y dada la predilección de los monos por el fruto del banano, lo que toca es leña al mono hasta que reviente. Y vaya si nos han dado leña. Lo peor es que tengo mis dudas de que vaya a escampar pronto, que tienen toda la pinta los unos y los otros de que van a seguir con la política de lo que mejor saben hacer: «y tú más». En eso se resume todo su mensaje. Lamentable, pero cierto.

El caso es que el informe del innombrable ha encontrado esta vez apoyo gráfico en esas bolsas de basura sacadas a hurtadillas en una furgoneta y eso duele. Duele mucho. Tanto como para que el FTSE subiera y nosotros bajáramos más de un 1%. Tanto como para que el Dax tuviese unas pérdidas mínimas y nosotros (junto a Italia, todo hay que decirlo) nos despeñaramos sin remisión.

Esto es exactamente lo que tenemos y mucho me temo que esto es lo máximo que podemos esperar de nuestros próceres del asunto patrio. No digo yo que haya que callar y callar. Pero sí digo que hay otras formas de hacer las cosas y que deberíamos buscar con ahínco esos otros métodos, porque estos ya vemos exactamente a dónde conducen. Pero no aprendemos ni con el paso de los siglos. Es de aplicación al conjunto de los españoles aquél lamento genial publicado en el «Cantar de Mío Cid»: «Señor, qué buen vasallo; si hubiera buen señor…»

En fin, que mientras el resto de Europa intenta como puede capear el temporal e incluso el Footsie británico se permite el lujo de avanzar posiciones (favorecido, eso sí, por el informe del FMI que estima correcto su programa de ajuste y no ve necesarios esfuerzos adicionales), el Ibex español emprende un nuevo viaje a las profundidades que no se sabe dónde frenará.

Al cierre las diferencias eran apreciables. El FTSE subió un 0,14%, el Dax cayó un aceptable 0,34%, el CAC francés un preocupante 0,70% y el Ibex el ya referido 1,24%. Como quien no se contenta es porque no quiere, el Mibtel italiano bajó un 1,37%

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