Desmontando tópicos con Zuloaga

29/09/2017

Miguel Ángel Valero. La exposición de la Fundación Mapfre permite comprobar la influencia del París de la Belle Époque, del simbolismo y de artistas como Degas en un pintor asociado siempre a la España negra.

Retrato de Valentine Dethomas.

Tradicionalmente, la obra de Ignacio Zuloaga se ha asociado con el tópico de la España negra, con la severidad de la pintura en el Siglo de Oro y con la inclinación de Velázquez por los mendigos y los enanos. Buena culpa de este tópico la tiene la generación del 98, tan propensa a denunciar una España mágica pero profundamente trágica, y siempre incomprensible.

El gran mérito de la exposición ‘Zuloaga en el París de la Belle Époque, 1889-1914’ (en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre en Madrid, hasta el 7 de enero de 2018) es que desmonta el tópico. La obra de Zuloaga va mucho más allá de esa España cañí, y que es capaz de unir un profundo sentido de la tradición con el simbolismo, el afán de autenticidad y de modernidad.

Lo hace con cerca de un centenar de obras, donde Zuloaga dialoga con Picasso, Toulouse-Lautrec, Boldini, Blanche, Rodin y Bernard. De esta forma, se puede percibir la influencia del París luminoso anterior a la I Guerra Mundial deja en el pintor vasco. Sobre todo, el maestro Degas, al que Zuloaga describe como «el más grande artista de nuestra época».

Retrato de la condesa Mathieu de Noailles.

Cuando Zuloaga llega a París por primera vez en 1889 se encuentra con Santiago Rusiñol, Isidre Nonell, Hermenegildo Angalda-Camarasa, Joaquín Sunyer, y un joven Pablo Picasso. Asiste a las lecciones de Henri Gervex, admirador de Édouard Manet. Y entra en contact con Edgar Degas en la Academie Verniquet, donde también es alumno Jacques-Emile Blanche, el retratista de Marcel Proust.

Además de desmontar el tópico de Zuloaga con la España negra, se descubre un artista ‘emprendedor’, que aprovecha la pasión de la pujante burguesía por el retrato como instrumento de promoción social, para crear un lucrativo negocio. Que lo cortés no quita lo valiente.

También se descubre un Zuloaga coleccionista, que con 20 años invierte 50 francos en la compra de una obra atribuida a El Greco. Logra reunir una docena de pinturas vinculadas a El Greco, tres escenas de los Desastres de Goya, algún Zurbarán y también un Velázquez

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