El perjuicio causado por la forma elegida por Alemania para comunicar la alerta por la bacteria e-coli, saltándose el reglamento europeo, está provocando que desde varios ámbitos se plantee la necesidad de reformar esa red europea de alertas alimentarias. Juan Julián García Gómez, vocal asesor de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aesan), se muestra firme a la hora de asegurar que «hay que usar la red de alertas europea, que para eso está», pero también reconoce que la actitud de Alemania obliga a replantearse cómo funciona esta red. «Quizá hay que mejorar los sistemas en vista de lo que ha pasado, poner más filtros y reformarlos para que funcionen mejor», asegura en esta entrevista.

– En caso de que ocurriera un caso así en España, ¿cómo se actuaría?

-Siguiendo el mecanismo establecido en la red de alerta nacional y europea. Lo lógico es canalizarlo a través de los mecanismos establecidos. Hay que utilizar la red, que para eso está. Tras las vacas locas se creó un reglamento europeo que define las alertas alimentarias y cómo hay que comunicarlas. Quizá hay que mejorar los sistemas en vista de lo que ha pasado, poner más filtros y reformarlo para que funcione mejor. También respecto al levantamiento de la alerta, que ahora decide el propio país que la lanza y debería ser la propia red europea la que tomara la decisión de suspenderla.

– ¿Qué controles pasan los alimentos que se consumen en España?

– El control oficial lo llevan las Comunidades Autónomas. Pero además, para que todos los países cumplan el reglamento europeo establecido se han generado otros más específicos para diferentes productos y en ellos se establece cómo deben hacerse los controles. Luego cada país elabora un plan plurianual. En el caso de España tenemos un plan nacional de control oficial de la cadena alimentaria 2011-2015 en vigor. Cada año se emiten informes y dentro de la Aesan hay una comisión en la que están representadas todas las comunidades autónomas que lleva este informe al Ministerio de Agricultura donde se aprueba y se lleva a la Comisión Europea. Dentro de la Comisión Europea hay una oficina veterinaria que visita cada país haciendo una auditoría para revisar si todo funciona correctamente. Es decir, además de los controles propios de cada país, los inspectores comunitarios hacen sus propias visitas.

-¿Pueden estar tranquilos los consumidores españoles?

– Sí, pueden estar absolutamente tranquilos. No tenemos ningún caso declarado en España, sólo una persona ha enfermado porque estuvo en Alemania.