El domingo en Catalunya hubo urnas, hubo censo, mesas electorales y más de dos millones de votantes. Pese a todas las trabas hubo referéndum (o como se le quiera llamar) pero ante los sucesos que se produjeron en toda la comunidad esto queda en segundo término.

Una vez más la promesa de Mariano Rajoy de que esta consulta no se celebraría, no se cumplió. Como en anteriores eventos multitudinarios -bien sean manifestaciones, consultas…- la gente actuó pacíficamente sin que hasta ayer se produjeran incidentes. Ayer los hubo y no fueron precisamente los votantes los que los propiciaron.

Sorprende que el presidente del Gobierno, el ministro del Interior, dirigentes del PP y Ciudadanos y en menor medida socialistas en vez de dimitir alabaran la respuesta policial que consideraron de escrupulosa proporcionalidad.

Mas de diez mil policías fuertemente armados aterrorizaron Catalunya. Dispararon balas de goma (prohibidas en Catalunya), lanzaron gases lacrimógenos, apalearon a mujeres y personas mayores que estaban sentados pacíficamente defendiendo las urnas, tiraron a mujeres escaleras abajo e incluso una de ellas denunció que le habían roto los dedos uno a uno y después abusaron de ella. Por la otra parte, nueve policías y dos guardias civiles -según el ministro del Interior- resultaron heridos de carácter leve.

El balance de esta pacífica concentración de personas ante los colegios electorales se saldo con 844 personas que tuvieron que ser asistidas en hospitales, algunas de ellas graves (ya se sabe, cabezas abiertas, huesos rotos, porrazos a mansalva, a una señora le impactó una bala de goma en un ojo que seguramente perderá…). Las imágenes de la actuación policial han dado la vuelta al mundo así como la felicitación de las autoridades y de algunos dirigentes políticos a la actuación de las fuerzas policiales.

¿Así es como el Gobierno de Rajoy y los dirigentes de los partidos unionistas pretenden convencer a millones de catalanes que no apoyen la secesión? El domingo el “a por ellos” se cumplió.