Demoledor informe de la Confederación de Sociedades Científicas de España. El “Análisis de los recursos destinados a I+D+i contenidos en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) aprobados para el año 2017”, refleja que el déficit acumulado desde el año 2009 por el sistema español de innovación supera los 20.000 millones de euros a causa de la sucesión de recortes presupuestarios encadenados desde ese año. La elección de 2009 como punto de partida no es precisamente casual, sino que ese año (por cierto, José Luis Rodríguez Zapatero estaba al frente del Gobierno) supuso el momento de mayor financiación de la ciencia.

De esta cantidad, la mitad corresponde a los fondos no financieros, a las subvenciones, lo que“ha puesto en serias dificultades un sistema de innovación que lentamente se había construido en las décadas finales del siglo XX”.

Todas estas reducciones en los Presupuestos se han hecho en un contexto de adelgazamiento del sistema de innovación y que el manido recurso de justificar esta situación a causa de la crisis “es hoy menos creíble que nunca, porque los hechos muestran una recuperación económica no despreciable”.

El informe señala, además, que “la caída de los recursos para I+D+i ha sido superior a la caída de los Presupuestos Generales, lo que muestra la nula prioridad que tienen las políticas de ciencia”. Y resalta que España sobresale por ser unos de los países de la OCDE donde más han caído los presupuestos deestinados a la ciencia.

Menos que la inflación

Los Presupuestos disponen para este año de 6.513,78 millones de euros, que representan 84,18 millones más que en 2016, con un incremento del 1,31%, inferior a la inflación prevista para 2017.

Sobre la distribución por tipos de fondos, el informe destaca que este año los fondos financieros (préstamos) volvieron a crecer (a pesar del importante aumento en volumen y en porcentaje de la no ejecución de estos fondos en 2016), mientras que los no financieros (subvenciones) disminuyeron. Si a esto se añade que los Presupuestos incluyen partidas para pagos por obligaciones de años anteriores (no pagados posiblemente por el cierre anticipado del ejercicio), resulta que el Presupuesto real para el año es algo menor.

Sin uso

Un dato clama al cielo: casi un 62 % de los Presupuestos no se acabó utilizando en 2016, lo que le convierte en el año con un menor porcentaje ejecutado.  Aunque la mayor parte de los recursos no ejecutados corresponden a las partidas de créditos financieros, existe también un remanente respecto de los recursos no financieros.

Lo más grave es que cerca de 230 millones de euros, el 18 % del total de este tipo de recursos, se quedaron sin utilizar. Para  Nazario Martín, presidente de la Confederación, es  “especialmente preocupante, dada la escasez de recursos disponibles”.

Una de las cuestiones más sagrantes de los Presupuestos es que no definen los fondos que debe destinar la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y a su gestión, y no los diferencia de los importes dedicados a formación y subvenciones, que anteriormente eran
potestad del Fondo Nacional de Investigación.

Según el informe, los Presupuestos consideran la AEI como una sección más de gasto de la Administración y, por lo tanto, sometida a las mismas limitaciones de gestión que cualquier órgano administrativo, cuando está demostrado que la ciencia requiere un sistema de gestión diferente. Con esto, las expectativas que había generado la creación de la AEI pueden verse frustradas por las limitaciones de su funcionamiento.

Pues eso: en la España de Rajoy sigue imperando el que inventen ellos. Y así nos va.